3 de enero de 2006

La mano de la buena fortuna: Petrovic

Goran Petrovic, La mano de la buena fortuna, Trad. Dubravka Suznjevic (México: Sexto Piso, 2000).

"En el cuarto pudo escucharse sólo el susurro de la expansión de las páginas..."

Hemos escuchado muchas veces que “el amor lo puede todo” o que “el amor logra milagros”. Para unos, estas frases pueden guardar en cada letra toda la cursilería posible, pero en esta novela no lo es, es una realidad, esa que nos entrega la literatura. La mano de la buena fortuna del escritor serbio Goran Petrovic tiene como protagonista al amor y nosotros, convecinos de los lectores de una novela epistolar, Mi legado de Anastas S. Branica, somos los personajes que la pueblan. Todos juntos habitamos en un tiempo dentro del tiempo, como ese tiempo mágico del reloj de Branica...

Un día, Anastas se enamora de Natalie Houville, "una pintora talentosa y cruel amante" que conoce dentro de un libro sobre arquitectura helénica, Le Temple Grec, y aunque vivían en espacios muy diferentes (ella está sentada en Senjak y él en su casa en Gran Vracar) y nunca se habían encontrado en persona, al leer simultáneamente el mismo libro, y a la misma hora, se topan de pronto, “de una página a otra (…) la advirtió sentada en una piedra, con un bloc de dibujo sobre sus rodillas, mientras esbozaba los contornos del paisaje”:

-Buenos días… -dijo en serbio, desconcertado.
-Buenos días a usted –contestó ella, desconcertándolo aun más, porque aquí, él esperaba escuchar básicamente la lengua que leía.
Después de varias citas “en la misma página, en el mismo párrafo”, Anastas teme que llegue un día en que ya no puedan verse al no conseguir seguir leyendo simultáneamente los libros que Madame Didier, la institutriz de Natalie, le regula. Así que decide escribir una novela compuesta de cartas, una novela epistolar en donde ella y él serían los únicos personajes y los únicos lectores:

Cada noche ponía frente a sí, en la casa de Gran Vracar, dos hojas de papel dobladas, las cortaba y llenaba con el mismo contenido, cuidando que no hubiese ni una palabra de diferencia, ni un punto de desemejanza. Porque esa carta, en sus dos ejemplares idénticos, tenía que ser en el futuro su nueva lectura común.
No quiero comentar más sobre esta pareja y sobre otra más que llega a Mi legado, tampoco lo que sucede con todos los lectores que paseamos en los jardines que describe, cuidados esmeradamente por Pokimica, un lector, ni de la cocina de la dulce Zlatana, ni lo interesante que resulta conocer a Natalia Dimitrijevic, una mujer que “se quedó a vivir entre dos amores” (“dos amores jamás pueden vivir juntos”) jurándole a su almohada que amaría siempre a ese amor imposible. Es interesante observar que cuando se daña una palabra de inmediato hay un joven, Adam Lozanic (estudiante talentoso y corrector por honorarios) que remienda el lugar dañado, esto evita que suceda lo que le pasó un día a Natalie Houville: “se lesionó un pie con una palabra que había aflorado de un pasado remoto, olvidada allá quién sabe cuándo”. No quiero robarles ni un poquito más a su lectura, ojalá lean esta excelente novela, "una historia sin historia, páginas y páginas creadas para una mujer que nunca llegó a reconocerlo fuera de la literatura". Además, lo que apuntara no abarcaría lo que quisiera compartir, será mejor encontrarnos todos ahí, en sus páginas...

Sí, sin duda en la gran literatura se realizan imposibles y se toca una realidad que nos permite vivir "más alla de lo simplemente escrito"...

12 comments:

Anónimo dijo...

Mi Muy Talentosa y Apreciada Amiga: Es un placer saber que volviste. Compraré el libro y luego prometo volver a comentarte. Un gran abrazo

Wineruda dijo...

ME alegro de que te gustara, cada una de sus páginas, párrafos, líneas son una aútentica delicía. Como dices tú: poesía en prosa. Un libro creo que especialmente entendible por los amantes más celosos de la literatura..por que habla de amor y de literatura. Una maravilla de libro .Pero sí lo es este, no lo es menos "el atlas descrito por el cielo" una bellísima novela, un cuento de hadas , poético, para adultos...

Un saludo

Anónimo dijo...

¡Qué historia tan bonita! Yo ando con Pascal Quignard, sobre el que postearé muy pronto, pero me propongo, en cuanto termine, ir a leer esta novela que tan apetecible debe ser y al leerla, me acordaré de mi amiga Magda... Besos.

Magda Díaz Morales dijo...

Sí, me gustó muchísimo, Wineruda, se va como el agua ¿verdad? Desde que se empieza a leer no se deja, sus 333 páginas te mantienen siempre atenta. ¡Como te enoja Natalie Houville!

Es una gran novela de un gran y muy joven autor. Ha sido una pena no conocerlo en persona teniendo la oportunidad de hacerlo, nimodo.

Muchos saludos, y muchas gracias.

Magda Díaz Morales dijo...

Es una excelente novela, Gabriela. Desafortunadamente tengo entendido que es dificil encontrarla por ahora, sólo en México es sencillo dado que aqui fue publicada por Sexto Piso y CONACULTA, pero este año ya estará Sexto Piso en España, eso lo resolverá todo para quienes deseen leerla por allá. Considero que es una novela que no hay que perderse.


Muchos saludos

Ivan Humanes dijo...

Cierto, el autor siempre debe aspirar a ese más allá de lo escrito. Cada novela, cada lenguaje, reinterpreta el mundo. No conocía al autor. Abrazos.

Magda Díaz Morales dijo...

Ojalá leas a este autor, Ivan, estoy segura de que te va a gustar mucho. Yo solamente lo conocía de nombre y por alguna pequeña reseña, pero no lo habia leido, y me ha gustado mucho.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Lo que no se dice, lo que no se señala. Aquellos caminos que el lector toma por su cuenta.
Gracias Magda.
Un abrazo de Susy.

Alfredo Herrera Patiño dijo...

Me uno al gusto general. En verdad es un libro hermoso como lo es encontrarse dentro de un libro capturado por completo. Bella metáfora llevada al extremo. Tan sólo me salta un detalle. Cuando Anastas lee periódicos se encuentra a lectores posteriores, por llamarlos así, quienes leen el periódico incluso con una veintena de días de retraso, como la princesa Jalena. Pero, diez páginas después, cuando la costurera le llevaba periódicos atrasados, Anastas se sentía cómodo de estar solo.

En fin, manías, manías de lector...

Magda Díaz Morales dijo...

Alfredo, pero creo, salvo revisar, que se sentía cómodo de estar solo ahí, en su habitación (ex-despacho del padrastro), para poder leer agusto, con la entrega que necesitaba. Los lectores se los encuentra dentro del diario.

Las manías de lector son buenas manías.

Muchos saludos, bienvenido.

Alfredo Herrera Patiño dijo...

Gracias por la bienvenida. Y... no, no estaba en el despacho. Eras los periódicos que le regalaba la costurera en París. Cito "Anastas leía ávidamente. A decir verdad, se sentía cómodo de estar solo entre esos artículos diversos, de que las multitudes de curiosos hubieran abandonado, hace tiempo, la mayoría de esas columnas... Existe algo extraño en esos contenidos pensados para una pluralidad de personas y, sinembargo, deshaitados desde el momento mismo en que aparece el siguiente número"

¿Cuándo es simultánea una lectura? Ahí, creo, radica el problema.


Pero es un detalle...

Saludos

Magda Díaz Morales dijo...

Si, ahora comprendo lo que me dices. Como los periódicos eran atrasados, ya los lectores del dia que sale el periódico se habian ido, justo por ser atrasados.

La lectura simultánea, segun entendí, es cuando dos (o más) leen al mismo tiempo, a la misma hora, el mismo libro (sea un libro de hace 100 años o un periódico atrasado).

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