14 de septiembre de 2006

Diario amoroso: Anaïs Nin

Anaïs Nin, Incesto. Diario amoroso (1932-1934) (Madrid: Siruela: 2004).

La lectura de este libro ha sido muy satisfactoria, es de esos libros que hasta enoja contestar el teléfono porque lo tienes que dejar a un lado mientras tanto. Existe un pacto de amor entre la escritora y su creación, planas escritas día a día desde 1914:

Cuenta la leyenda que la aventura de los Diarios se inició en el vapor Montserrat, en un largo viaje Barcelona-Nueva York, cuando Anaïs sólo tenía once años. En ese año de 1914 su padre, el compositor cubano-español Joaquín J. Nin y Castellanos abandonó a su mujer Rosa Culmell, quien con sus tres hijos decidió cruzar el Atlántico mientras su pequeña hija escribía una carta para contar a su padre los detalles del viaje, con la esperanza de que la separación fuese momentánea. Sin embargo, Anaïs volvió a ver a su padre hasta el verano de 1933. Aquí empieza la redacción de esas quince mil páginas, publicadas parcialmente en 1966. Un hecho feliz para la difusión de esta obra fue que en 1988 Emecé publicó completo el diario de 1931 a octubre de 1932, bajo el título Henry Miller, su mujer y yo; en mayo de 1996 apareció Incesto. Diario no expurgado 1932-1934; naturalmente, para estas fechas Hugh Guiler y casi todos los protagonistas de este documento habían muerto (Anaïs Nin a diario).

Cuando en "1932 conoce en París al escritor-amante que había buscado durante tanto tiempo: Henry Miller", de las páginas se desprende otra manera de ver el mundo y de decirlo, de reflexionarlo y desvelar su vida emocional, una existencia de una mujer inteligente, apasionada, artista, escritora, mecenas.

Vuelvo a casa y me maravillo de mi amor intenso por Henry, por su boca, sus dedos, sus venas, su cuello, su blanco estómago, su pene, cada parte de su cuerpo. No hay momento de frialdad o retracción, nunca. Me fundo en mi interior. Todo lo demás es sueño, fantasía, juego, incluído el modelo, el rígido y fatal modelo que me empuja a vengarme de todos los hombres, excepto de Henry y Hugh, como la puta que solo ama a un hombre y, fríamente, sin escrúpulos, le saca el dinero a los demás.

Así como manifiesta lo anterior, puede contarnos, de pronto, que Henry Miller le dijo: "En junio, cuando Hugo se vaya (Hugh Guiler, su esposo), tienes que venir conmigo a La Riviera. Te tomarán por mi amante, seguro. Será delicioso".

En cada renglón percibimos esa sinceridad con la que puebla cada palabra, cada sensación, cada situación que percibe, que imagina, que vive y, además, celebra:

14 de mayo de 1933

Henry y yo estábamos profundamente dormidos esta mañana cuando oímos la campanilla de la puerta. Fue Henry quien tuvo miedo, inmediatamente alertado por una extraña intuición. Iba a decirle, como otras veces, que no se preocupara, que debía ser el panadero o el lechero. Pero, de pronto, oí la voz de Hugo que hablaba con Emilia. Se acercaba rápidamente. Henry saltó de la cama y recogió su ropa. Eché a correr para encontrarme con Hugo en la escalera, para detenerlo, para que Henry tuviera tiempo de llegar al cuarto de los invitados. La curva de la escalera nos salvó. En mitad de ella me encontré con Hugo. Lo besé, tratando de ganar tiempo. Dos escalones más y habría visto a Henry. Luego subimos. Pero Hugo había visto el sombrero y el abrigo de Henry en el vestíbulo. Una mirada de sospecha y una expresión de profundo disgusto aparecieron en su cara. Nunca le había visto aquella mirada, de conocimiento absoluto.
-¿Quién está aquí, Henry? -preguntó
-Henry vino a verme ayer, y como era la noche libre de Emilia, tuve miedo.
Por eso se quedó, porque tenía miedo.
Y entonces me fui otra vez a la cama, temblando, y empecé a hablar sin parar (...)
-Me pareció oír que Henry salía corriendo de tu habitación -dijo Hugo.
-¡Qué imaginación tienes! ¿Crees que si te engañara, lo haría de una manera tan descarada?

Necesitaba creerme, pobre Hugo. Buscaba consuelo, apoyo, protección, seguridad, porque estaba cansado y preocupado por asuntos de dinero. Le di mi ternura. Calmé sus miedos, sus dudas, sus celos. Se fue al trabajo casi contento. Y entonces me fui a la habitación de Henry.

Para todo esto Henry Miller tiene una respuesta: "-Escucha, Anaïs, si las cosas estallan, déjalas que estallen. No trates de remediarlas. No te preocupes por mi".

"No tengo miedo de nada", fueron las últimas palabras de Anaïs Nin.

Estoy de acuerdo con Guadalupe Ángeles cuando afirma, en Anaïs Nin a diario, que "Anaïs Nin es el recordatorio constante de que las emociones embellecen la vida, de que si se emprende la búsqueda del significado de cada acto de nuestra vida, con el paso del tiempo saldremos enriquecidos”.

22 comments:

Memphis Blues dijo...

Gracias por la recomendación. mañana salgo a ver si encuentro el libro. Y mira, hace tiempo que quería re-leer cosas de Miller y puede que lo haga este fin de semana.
Un saludo

Larsen dijo...

Hola, Magda:
Espero leer algún día ese diario. Es un género que me gusta mucho. He leído el de Cesare Pavese. También leí el titulado Henry y June (Plaza y Janés, 1987). Ahora leo de Alejandra Pizarnik y el de Julio Ramón Ribeyro: La Tentación del fracaso.

Adoro a Henry Miller. He leído los dos trópicos, Nexus y algunas de las cartas que le escribió a Anais Nin. Es un escritor vital, desbordante. He leído críticas que destrozan su obra, pero sigo fiel a su lectura. Me importan un rábano las modas literarias. Para mí, Henry Miller es un escritor que incrementa el amor por la vida y eso basta. El sábado pasado encontré en el "Persa Bío-Bío" (una especie de Mercado de las pulgas santiaguino) un ejemplar usado de Plexus (en dos tomos: Literatura Contemporánea Seix Barral)y no dudé un segundo en adquirirlo. Ni siquiera intenté regatear.
Gracias por tus apostillas. (coincidimos en varios gustos literarios)

Gatito viejo dijo...

Anoto tu recomendación. Me atraen mucho los escritos vitalistas y apasionados. Saludos

Anónimo dijo...

He estado muchas veces a punto de llevarme a casa los Diarios de Nin. No sé porqué no lo he hecho. Siempre he tenido la idea de que eran historias de una tremenda vitalidad y voluntad de afirmación.
Intentaré cuanto antes cumplimentar esta laguna.
Me ha gustado mucho la frase final de Henry, eso de dejar que las cosas estallen si han de hacerlo. A menudo tratamos de contener todo demasiado.
Como siempre, muy interesante tu apunte. Un beso, Magda.

Magda Díaz Morales dijo...

Carlos, yo también admiro mucho a Miller. Este libro trae varias fotos de personajes alrededor de Anaïs Nin, y entre ellas hay una de Miller adonde se le percibe tan como sus escritos lo desvelan, es un deleite mirarlo. Está de pie en una puerta, en Louveciennes, mira hacia un lado, delgado, con anteojos y las manos en los bolsillos. Hay otra de Hugh Guiler y creo que hasta se parecen.

Ojalá leas este Diario, en él se dice que fue por petición que Miller empezó a escribir literatura erótica, y después fue todo un lío porque ya le exigian lo que se vendía, no la estética del erotismo. Muy interesante porque suceden varias cosas sorprendentes.

Magda Díaz Morales dijo...

Gatito, este vaya que es apasionado, pero además es ontológico, filosófico, literario, pictórico (trae la imagen de un retrato de Anaïs Nin que lo pintó Henry Miller), es un espacio adonde se tocan las emociones, las tristezas, las alegrias, los triunfos y logros, los miedos, los desamores, y muchas cosas más. Quizá podría encerrarlo tomando las palabras de Delmira Agustini, una parte pequeña de su poema "El intruso", para abarcar a Miller y Nin: "¡Y hoy río si tú ríes, y canto si tu cantas".

Es excelente libro.

Magda Díaz Morales dijo...

Y vaya que sí, Luisa, y creo que entre más se contengan las cosas el estallido es más grande. En una parte dice Anaïs Nin: "Odio este flotar prudente e intelectual sobre la vida, este equilibrio, este cuidado por mantener tantas vidas y amores, este vivir en tres o cuatro planos (...) Lo que me asusta es que Henry necesita un hogar, una esposa, una mujer siempre presente. Henry, en el fondo, también necesita un secreto privado e íntimo, un mundo compartido de dos seres del cual saque fuerzas para crear y vivir. Esta noche soy una gran madre -útero, casa y cama; resplandor, calor, luz y fuego; coraje y pasión- Y alimento. Soy todo eso".

Ojalá lo leas, verás que es un libro muy disfrutable.

Anónimo dijo...

Como a Luisa, la frase que pones al final, me ha llevado a cierta cavilación. Concluyo que tiene gran razón.
En cuanto a la Nin,se ve que ha llevado una vida plena de riesgo y emoción... Eso de caminar por la cuerda floja destilando adrenalina...
No sé si sería una vida para imitar, pero que es admirable, es indudable.
Los relatos en forma to diario personal no suelen ser de mi agrado.Aunque si me remito a Diario de Adán..., podría intentar leer al de Anais Nin.
¿Cómo haces, mujer, para leer tanto en tan poco tiempo?

Alicia Rosell dijo...

Hola, Magda,
Siruela es una editorial que está revolucionando con la exquisita edición de obras poco explotadas. El ejemplo de este libro y Miller es uno más de los aciertos de Siruela. Bien por ellos.¿Sabes, Magda? Últimamente no puedo devorar libros, y estoy que me subo por las paredes... veo cuánto lees tú y me envidio sanamente, por supuesto.
La frase final: 'No tengo miedo de nada'...Ojalá llegue un día en que ninguna mujer tengo Miedo de Nada.
En cuanto a la otra frase, quienes tenemos algunos añitos sabemos que las experiencias de la vida, buenas o malas, si las analizamos siempre son constructivas. Digo lo mismo pero con otras palabras.

Un abrazo,Magda. Gracias por estar siempre ahí.

Puri.
Magda, las gracias te las doy yo a tí.

Magda Díaz Morales dijo...

Si, Diana Laura, eso de caminar en la cuerda floja... Pero, además parece un poco cínica, por ejemplo cuando dice: "... Se fue al trabajo casi contento. Y entonces me fui a la habitación de Henry". Sin embargo es dificil emitir opiniones, decir que me parece cinismo es muy particular, porque la realidad no se sabe a ciencia cierta adonde llevan las emociones. Ella dice que Miller la enseñó a amar, y esto dice mucho.

Magda Díaz Morales dijo...

Puri, la frase final de esta escena, la de ella, me parece encierra todo el pensar y sentir de Anaïs Nin respecto a la situación entre dos amores, y la frase de Miller es notable.

Los pasajes que más me gustaron es cuando describe las tardes con Miller entre hojas de papel, máquina de escribir, hablando de literatura y construyendo un mundo adonde la hoja en blanco está por ser escrita.

Churra dijo...

Lei los diarios se Anais Niin hace siglos y logicamnete tuve que leer a Miller.
Hace demasiado tiempo de eso ,pero gracias por traermelos a la memoria.

Volvere a ellos.

Miguel Sanfeliu dijo...

He leído a Miller, pero no he leído a Nin. La conozco, he leído sobre ella, pero ninguno de sus libros. Me ha gustado la selección de párrafos que nos has brindado. Me entraron ganas de leer este libro.
Saludos.

Alicia Rosell dijo...

Magda, siempre tienes la forma de 'picarnos' en la curiosidad. Con tu última apostilla, lo de las tardes con Miller entre hojas de papel, máquina de escribir, hablando de literatura y construyendo un mundo adonde la hoja en blanco está por ser escrita, eso me lleva al éxtasis. ¡Ya no puedo impedir que estas lecturas llegen a mí! Un beso, amiga.

Puri.

A.I. dijo...

Querida Magda:
Leí hace muchos años los diarios de Anais, libros que eran muy dfíciles de conseguir y que, en ediciones baratas, terminaban por desencuadernarse entre las manos de tanto leerlos. Fueron un auténtico revulsivo en nuestra adolescencia. El reencontrarlos en tus notas me trae gratos recuerdos, los paseos por el Sena buscando barcazas para vivir en ellas, mezclándose con el eco de las palabras que amarillean en las páginas que se fueron, pero que nos dejaron el calor de las vidas que las poblaron.
un abrazo

Ángela

Martín Palma Melena dijo...

Estimada Magda, esta reflexión con la que terminas tu reseña me pareció magnífica: «Si se emprende la búsqueda del significado de cada acto de nuestra vida, con el paso del tiempo saldremos enriquecidos». Como para tenerla presente siempre.

Anónimo dijo...

Vaya, me ha gustado mucho tu post. Por los fragmentos que pones del libro y lo que cuentas merece ser leído.

Procuraré ver si lo encuentro en la biblioteca o en alguna librería.

Un abrazo. :)

Magda Díaz Morales dijo...

Querido Luis, no tener televisión en esos momentos resultó excelente. Miller es notable, y visto a través de los ojos de Anaïs Nin es un verdadero placer. Hasta cuando parece que el desamor se les presenta.

Un gran abrazo.

Magda Díaz Morales dijo...

Querida Ángela, que bellas tus palabras: "los paseos por el Sena buscando barcazas para vivir en ellas, mezclándose con el eco de las palabras que amarillean en las páginas que se fueron, pero que nos dejaron el calor de las vidas que las poblaron", sin duda eres una Poeta, así, con mayúscula, una artista no sólo de la imagen, también de la palabra.

Un abrazo muy grande.

Magda Díaz Morales dijo...

Ojalá lo leas, Miguel, seguro te será muy grata su lectura.

Gracias querida Puri.

Eso es verdad, SdeL, o enriquecidos o locos, o las dos cosas ;)

Magda Díaz Morales dijo...

Martín, buscar los significados es sumamente importante, y vivirlos mucho más. Muchos saludos, y felicidades por la publicación de tu articulo.

Querido Corsario, te va a gustar, te lo aseguro.

Un abrazo para ti querido amigo.

Der Greine dijo...

Como lectora fiel de Anais Nin hace 13 años, no puedo menos que recomendarles los dos libros que considero el pie de inicio para cualquier lector: Incesto.
Fuego.

Ambos una maravilla, plasmado de matices, claras nebulosas, sutilezas, intensidades profundas, revolucion de entrañas,. riqueza y abundancia infinita. No puedo menos que recomendarlo al mil por ciento.
Una humilde lectora chilena.

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