En Bellas Artes, una Antonieta Rivas Mercado desconocida.
Se recuerda a Antonieta Rivas Mercado como la mexicana que se suicidó en la iglesia de Notre Dame, en París. Esta imagen, que recorrió el mundo, se pretende desvanecer con el montaje de una exposición en el Palacio de Bellas Artes, que la muestra como una gran mujer de una inteligencia excepcional y de una cultura inigualable, capaz de promover la literatura, el teatro, la música y las artes plásticas de México en el extranjero.
Su biógrafa, Kathryn Blair, señala que “todos han visto a Antonieta como la mexicana que se quitó la vida. Pero cuando uno piensa en los años que ella vivió, de 1900 a 1938, son varias décadas de la historia mexicana sumamente importantes. En esos años ella reposiciona a México a nivel cultural y artístico, y lo hace con un grupo de intelectuales y artistas".
Tras hablar del personaje, a quien conoce bien por haber escrito el libro A la sombra de El Ángel, Blair sostiene que a través de la vida de Rivas Mercado “podemos ver lo que sucedía en México; vemos el porfiriato, porque su padre fue el creador del monumento de El Ángel que conmemoraba el centenario de la Independencia. A ella le tocaron los momentos álgidos de la Revolución, se escondía en el sótano mientras los revolucionarios andaban por las calles”.
En la exposición Antonieta Rivas Mercado, anunciada por las autoridades del Instituto Nacional de Bellas Artes como la primera actividad conmemorativa que organizan alrededor del Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución, se recrean al menos tres años de la vida de esta polifacética mujer, a quien se le reconoce como la mecenas que apoyó la fundación del Teatro Ulises, el financiamiento de la revista de Los Contemporános, y que promovió a Manuel Rodríguez Lozano.
La hija del creador del monumento a la Independencia —mejor conocido como El Ángel de la Independencia—, mantuvo un estrecho contacto con los intelectuales de su época, como Alfonso Reyes, Federico García Lorca y José Vasconcelos, de quien se enamoró perdidamente.
La muestra —a inaugurarse el próximo 18 de julio— se integra con alrededor de 150 piezas a exponerse en las salas Tamayo, Siqueiros, González Camarena y Orozco del Palacio de Bellas Artes, y se divide en tres núcleos temáticos: contexto biográfico, entorno intelectual y contexto artístico nacional e internacional.
“¡Felicidad! ¡Mucha felicidad!” le trajo a Donald Antonio Blair Rivas recorrer la exposición montada en el Palacio de Bellas Artes, en homenaje a su madre: Antonieta Rivas Mercado.
A su memoria arribaron recuerdos de su infancia: “Tenía yo 12 años cuando Ignacio, el chofer, mi gran cuate, me llevaba al cabaret que abrió mi mamá, que se llamaba El Pirata; ahí, la idea era que fuera la gente del pueblo a comer y a bailar. Para mí el recuerdo más presente es éste, más que observando las obras en el Teatro Ulises”. Se sintió complacido que este reconocimiento que le hace el INBA: “yo me recuerdo de chamaco, con mi mamá, mi abuelo y mis tíos en la casa de Adamo Boari, uno de los arquitectos del Palacio de Bellas Artes”. Esta exposición, a decir de su hijo, borra la imagen de aquella mujer que se suicidó en París: “correcto, se muestra a una nueva Antonieta, no hay duda, gracias a quienes dirigen la Fundación Rivas Mercado”.
Ilustración y nota.
Se recuerda a Antonieta Rivas Mercado como la mexicana que se suicidó en la iglesia de Notre Dame, en París. Esta imagen, que recorrió el mundo, se pretende desvanecer con el montaje de una exposición en el Palacio de Bellas Artes, que la muestra como una gran mujer de una inteligencia excepcional y de una cultura inigualable, capaz de promover la literatura, el teatro, la música y las artes plásticas de México en el extranjero.
Su biógrafa, Kathryn Blair, señala que “todos han visto a Antonieta como la mexicana que se quitó la vida. Pero cuando uno piensa en los años que ella vivió, de 1900 a 1938, son varias décadas de la historia mexicana sumamente importantes. En esos años ella reposiciona a México a nivel cultural y artístico, y lo hace con un grupo de intelectuales y artistas".
Tras hablar del personaje, a quien conoce bien por haber escrito el libro A la sombra de El Ángel, Blair sostiene que a través de la vida de Rivas Mercado “podemos ver lo que sucedía en México; vemos el porfiriato, porque su padre fue el creador del monumento de El Ángel que conmemoraba el centenario de la Independencia. A ella le tocaron los momentos álgidos de la Revolución, se escondía en el sótano mientras los revolucionarios andaban por las calles”.
En la exposición Antonieta Rivas Mercado, anunciada por las autoridades del Instituto Nacional de Bellas Artes como la primera actividad conmemorativa que organizan alrededor del Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución, se recrean al menos tres años de la vida de esta polifacética mujer, a quien se le reconoce como la mecenas que apoyó la fundación del Teatro Ulises, el financiamiento de la revista de Los Contemporános, y que promovió a Manuel Rodríguez Lozano.
La hija del creador del monumento a la Independencia —mejor conocido como El Ángel de la Independencia—, mantuvo un estrecho contacto con los intelectuales de su época, como Alfonso Reyes, Federico García Lorca y José Vasconcelos, de quien se enamoró perdidamente.
La muestra —a inaugurarse el próximo 18 de julio— se integra con alrededor de 150 piezas a exponerse en las salas Tamayo, Siqueiros, González Camarena y Orozco del Palacio de Bellas Artes, y se divide en tres núcleos temáticos: contexto biográfico, entorno intelectual y contexto artístico nacional e internacional.
“¡Felicidad! ¡Mucha felicidad!” le trajo a Donald Antonio Blair Rivas recorrer la exposición montada en el Palacio de Bellas Artes, en homenaje a su madre: Antonieta Rivas Mercado.
A su memoria arribaron recuerdos de su infancia: “Tenía yo 12 años cuando Ignacio, el chofer, mi gran cuate, me llevaba al cabaret que abrió mi mamá, que se llamaba El Pirata; ahí, la idea era que fuera la gente del pueblo a comer y a bailar. Para mí el recuerdo más presente es éste, más que observando las obras en el Teatro Ulises”. Se sintió complacido que este reconocimiento que le hace el INBA: “yo me recuerdo de chamaco, con mi mamá, mi abuelo y mis tíos en la casa de Adamo Boari, uno de los arquitectos del Palacio de Bellas Artes”. Esta exposición, a decir de su hijo, borra la imagen de aquella mujer que se suicidó en París: “correcto, se muestra a una nueva Antonieta, no hay duda, gracias a quienes dirigen la Fundación Rivas Mercado”.
Ilustración y nota.