"Ciudad de México, que es la prolongación/ de tantos sueños, la materialización de tantas pesadillas", escribe el chileno Roberto Bolaño en uno de sus poemas. Pero en este país, en el que vivió la adolescencia y juventud, se hizo poeta y centró tres de sus grandes obras: Los detectives salvajes, Amuleto y 2666.
Ahora, un libro-objeto publicado por Tropo Editores en el que dialogan los textos con las imágenes de El viaje imposible. En México con Roberto Bolaño, de Dunia Gras, Leonie Meyer-Krentler y el fotógrafo español Siqui Sánchez, traza la carta de navegación del escritor chileno por México.
Un viaje imposible que intenta reflejar la dificultad del ambiente sonámbulo, entre ficción y realidad, que Bolaño transmitió en sus obras. Recorriendo así con el lector y de forma metafórica el Norte de México, la frontera, el desierto de Sonora y México Distrito Federal.
La educación sentimental y lectora de Roberto Bolaño, se inició en México, donde se refugiaba en la Biblioteca Pública y las librerías de donde se llevaba los libros que podía. Aquí fundó, después de un intento breve de regreso a Chile en 1973 frustrado por el golpe a Salvador Allende, el movimiento poético infrarrealismo junto con Mario Santiago (el Ulises de Los detectives salvajes), uno de sus muchos golpes de efecto contra la cultura establecida y los modelos aceptados.
Contra la derecha, la izquierda, las vanguardias históricas y contra uno de los popes mexicanos, Octavio Paz. Así, este terreno de experiencia que luego Bolaño convirtió en ficción queda "plasmado" en este bello libro, que propone dos lecturas: el viaje en sí por México y el viaje a través de las citas de los libros de Bolaño.
Un proyecto que inició la profesora Dunia Gras, amiga de Bolaño, con quien tuvo una relación de "admiración total", según explica a Efe, y a quien conoció a partir de una entrevista en Cuadernos Hispanoamericanos en 1998.
Las fotografías del libro, de Siqui Sánchez, también forman parte de una exposición que, con el mismo título del volumen, El viaje imposible, está recorriendo diversas sedes del Instituto Cervantes por el mundo.
"Hice el viaje con Leonie, otra experta en Bolaño, que conocí en Berlín y a la que le interesaba el viaje en la literatura de Bolaño, y con Siqui Sánchez a finales del 2007. Y lo primero que queríamos era intentar mostrar, algo imposible, esas sensaciones que él proporciona en su literatura, ese ambiente que se intuye más que se muestra, lo intangible", apunta.
"Bolaño muestra en toda su literatura dos Méxicos, también con su país de origen, Chile, y con Blanes y Barcelona, donde murió. Pero muestra por un lado las calles de México, donde tuvo lugar su educación sentimental y literaria, y la Universidad, como en Amuleto con Auxilio Lacouture, donde describe cómo toma la universidad la policía en México en 1968", relata Gras. "Y por otro lado -continúa- muestra el de la imaginación, que es el Norte, un espacio mítico y de ficción, como 'Santa Teresa', que es un trasunto de Ciudad Juarez en 2666", precisa Dunia Gras.
De ese espacio mítico sobre el que Bolaño crea sus arquetipos da buena cuenta, con palabras y poderosas imágenes, este libro, por donde viajan, a modo de literatura sonámbula, la frontera, el desierto y su soledad, los grandes cielos azules y añiles, los colores fronterizos de fuego y tierra amarilla, los cactus, los perros arrumbados, los coyotes y los neones viejos y desvencijados.
"Encendí un cigarrillo y me estuve mirando el horizonte y respirando. A lo lejos creí divisar una polvareda, pero luego me di cuenta de que solo era una nube baja. Baja y estática. Pensé que no era raro oír el ruido de los animales. De vez en cuando, sin embargo, si uno prestaba atención, se oía el canto de un pájaro", dice este fragmento de "Los detectives salvajes", que acompaña a una poderosa imagen.
"El detective salvaje que fue Bolaño", puntualiza Dunia Grass.
Se da la circunstancia de que Los detectives salvajes acaba de ser traducida al japonés. Un éxito más para la obra de Bolaño, que siete años después de su muerte se ha convertido en todo un mito literario.
Milenio, 26.04.10
(Aunque no me gusta la obra de Bolaño, tal vez lea este libro)
Ahora, un libro-objeto publicado por Tropo Editores en el que dialogan los textos con las imágenes de El viaje imposible. En México con Roberto Bolaño, de Dunia Gras, Leonie Meyer-Krentler y el fotógrafo español Siqui Sánchez, traza la carta de navegación del escritor chileno por México.
Un viaje imposible que intenta reflejar la dificultad del ambiente sonámbulo, entre ficción y realidad, que Bolaño transmitió en sus obras. Recorriendo así con el lector y de forma metafórica el Norte de México, la frontera, el desierto de Sonora y México Distrito Federal.
La educación sentimental y lectora de Roberto Bolaño, se inició en México, donde se refugiaba en la Biblioteca Pública y las librerías de donde se llevaba los libros que podía. Aquí fundó, después de un intento breve de regreso a Chile en 1973 frustrado por el golpe a Salvador Allende, el movimiento poético infrarrealismo junto con Mario Santiago (el Ulises de Los detectives salvajes), uno de sus muchos golpes de efecto contra la cultura establecida y los modelos aceptados.
Contra la derecha, la izquierda, las vanguardias históricas y contra uno de los popes mexicanos, Octavio Paz. Así, este terreno de experiencia que luego Bolaño convirtió en ficción queda "plasmado" en este bello libro, que propone dos lecturas: el viaje en sí por México y el viaje a través de las citas de los libros de Bolaño.
Un proyecto que inició la profesora Dunia Gras, amiga de Bolaño, con quien tuvo una relación de "admiración total", según explica a Efe, y a quien conoció a partir de una entrevista en Cuadernos Hispanoamericanos en 1998.
Las fotografías del libro, de Siqui Sánchez, también forman parte de una exposición que, con el mismo título del volumen, El viaje imposible, está recorriendo diversas sedes del Instituto Cervantes por el mundo.
"Hice el viaje con Leonie, otra experta en Bolaño, que conocí en Berlín y a la que le interesaba el viaje en la literatura de Bolaño, y con Siqui Sánchez a finales del 2007. Y lo primero que queríamos era intentar mostrar, algo imposible, esas sensaciones que él proporciona en su literatura, ese ambiente que se intuye más que se muestra, lo intangible", apunta.
"Bolaño muestra en toda su literatura dos Méxicos, también con su país de origen, Chile, y con Blanes y Barcelona, donde murió. Pero muestra por un lado las calles de México, donde tuvo lugar su educación sentimental y literaria, y la Universidad, como en Amuleto con Auxilio Lacouture, donde describe cómo toma la universidad la policía en México en 1968", relata Gras. "Y por otro lado -continúa- muestra el de la imaginación, que es el Norte, un espacio mítico y de ficción, como 'Santa Teresa', que es un trasunto de Ciudad Juarez en 2666", precisa Dunia Gras.
De ese espacio mítico sobre el que Bolaño crea sus arquetipos da buena cuenta, con palabras y poderosas imágenes, este libro, por donde viajan, a modo de literatura sonámbula, la frontera, el desierto y su soledad, los grandes cielos azules y añiles, los colores fronterizos de fuego y tierra amarilla, los cactus, los perros arrumbados, los coyotes y los neones viejos y desvencijados.
"Encendí un cigarrillo y me estuve mirando el horizonte y respirando. A lo lejos creí divisar una polvareda, pero luego me di cuenta de que solo era una nube baja. Baja y estática. Pensé que no era raro oír el ruido de los animales. De vez en cuando, sin embargo, si uno prestaba atención, se oía el canto de un pájaro", dice este fragmento de "Los detectives salvajes", que acompaña a una poderosa imagen.
"El detective salvaje que fue Bolaño", puntualiza Dunia Grass.
Se da la circunstancia de que Los detectives salvajes acaba de ser traducida al japonés. Un éxito más para la obra de Bolaño, que siete años después de su muerte se ha convertido en todo un mito literario.
Milenio, 26.04.10
(Aunque no me gusta la obra de Bolaño, tal vez lea este libro)
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