14 de septiembre de 2011

Confesiones de un joven novelista, Umberto Eco

“Soy un novelista muy joven, ciertamente prometedor, que hasta el momento ha publicado unas cuantas novelas y que publicará muchas más en los próximos 50 años”. Así se cuenta a sí mismo el escritor italiano Umberto Eco, a punto de cumplir los 80, en Confesiones de un joven novelista, que publicará la editorial Lumen. Eco también retoma algunas cuestiones más transitadas, a la hora de hablar de la creación artística, como inspiración o trabajo, talento o esfuerzo, que también aparecen en el libro, una reflexión sobre cómo pasó de ensayista a novelista.

En Confesiones de un joven novelista, Eco reflexiona sobre su forma de escribir. “Prestaré más atención a la ficción que a los ensayos –dice– porque, aunque me considero académico de profesión, como novelista no soy más que un aficionado”. Eco, quien también es semiólogo, debutó como novelista con El nombre de la rosa (1980), que le dio una fama masiva.

Entre algunas de sus reflexiones, Eco dice que cuando cumplió los 50 años, no se sintió, “como les pasa a muchos alumnos frustrado por el hecho de que su escritura no fuera ‘creativa’”. Y agrega que con el ensayo teórico “se pretende demostrar una tesis determinada o dar una respuesta a un problema concreto, mientras que, con un poema o una novela, lo que se pretende es representar la vida con todas sus contradicciones”.

Para Eco, la narrativa es, en sobre todo, un asunto cosmológico. Dice: “Para narrar algo, uno empieza a crear un mundo, un mundo que debe ser lo más exacto posible de manera que pueda moverse en él con absoluta confianza”.

Clarin, Revista Ñ
13.9.11

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