Para A. J. Greimas, la semiótica tiene como objeto específico el factor que se instala en todo procedimiento comunicativo: el sentido (ya no el signo). ¿Cómo nos relacionamos ante las "cosas", sean estas personas, naturaleza, arte, discursos, todo lo que el mundo (la cultura) nos entrega como presencia? En De la imperfección, el último libro que publicó Greimas, nos adentramos a posibles respuestas, a ese sentido que prorrumpe de las propias experiencias sensibles del que las vive. Semiótica y filosofía se avienen. "El libro, pues, como dice Raúl Dorra en la presentación del mismo, que no abandona un instante la semiótica, es una empresa poética". Inicia con "El deslumbramiento" (estesis), un apartado que deja comprender cuando un relato "permite reconocer las principales articulaciones de la secuencia discursiva destinadas a narrar una captura estética", misma que tiene lugar entre el sujeto y su objeto de valor.
El teórico francés toma el siguiente texto (un resumen) para su análisis: "Robinson -el de Michel Tournier- que hasta ese momento había logrado ordenar su vida según el ritmo de las gotas de agua que caían de una clepsidra improvisada, se encontró de pronto despertado por el "silencio insólito" que le reveló "el ruido de la última gota cayendo de la fuente de cobre". Entonces constato que la siguente gota "renunciando decididamente a caer", llegó incluso a "emprend(er) una inversión del curso del tiempo". Robinson se acostó de nuevo para saborear durante algunos momentos esta inesperada suspensión del tiempo. Enseguida, se levantó y fue a situarse a la puerta. El deslumbramiento dichoso que lo envolvió lo hizo tambalear y lo obligó a apoyar el hombro contra el marco".
Greimas señala que la condición de la relación entre el sujeto y su objeto de valor, "es el detenimiento del tiempo marcado figurativamente por el silencio que bruscamente sucede al tiempo cotidiano, representado como un ruido ritmado. A este silencio corresponde un detenimiento súbito de todo movimiento en el espacio, una inmovilización del objeto-mundo, del mundo de las cosas que hasta entonces no cesaban de inclinarse... en el sentido de su uso -y su erosión-... [...] La suspensión del tiempo y la paralización del espacio están marcadas dos veces por la palabra súbitamente que subraya una puntualidad imprevisible, creadora de una discontinuidad en el discurso y de una ruptura en la vida representada".
El deslumbramiento que vive el sujeto modifica su visión, vive su estética:
El teórico francés toma el siguiente texto (un resumen) para su análisis: "Robinson -el de Michel Tournier- que hasta ese momento había logrado ordenar su vida según el ritmo de las gotas de agua que caían de una clepsidra improvisada, se encontró de pronto despertado por el "silencio insólito" que le reveló "el ruido de la última gota cayendo de la fuente de cobre". Entonces constato que la siguente gota "renunciando decididamente a caer", llegó incluso a "emprend(er) una inversión del curso del tiempo". Robinson se acostó de nuevo para saborear durante algunos momentos esta inesperada suspensión del tiempo. Enseguida, se levantó y fue a situarse a la puerta. El deslumbramiento dichoso que lo envolvió lo hizo tambalear y lo obligó a apoyar el hombro contra el marco".
Greimas señala que la condición de la relación entre el sujeto y su objeto de valor, "es el detenimiento del tiempo marcado figurativamente por el silencio que bruscamente sucede al tiempo cotidiano, representado como un ruido ritmado. A este silencio corresponde un detenimiento súbito de todo movimiento en el espacio, una inmovilización del objeto-mundo, del mundo de las cosas que hasta entonces no cesaban de inclinarse... en el sentido de su uso -y su erosión-... [...] La suspensión del tiempo y la paralización del espacio están marcadas dos veces por la palabra súbitamente que subraya una puntualidad imprevisible, creadora de una discontinuidad en el discurso y de una ruptura en la vida representada".
El deslumbramiento que vive el sujeto modifica su visión, vive su estética:
La trama de la cotidianidad, la espera, la ruptura de la isotopía que es una fractura, el trastorno del sujeto, el estatuto particular del objeto, la relación sensorial entre ambos, la unicidad de la experiencia, la espera de una total conjunción por venir: he aquí algunos elementos constitutivos de la captura estética que el texto de Tournier nos ha revelado.