24 de febrero de 2006

Soledad acogedora: Cacciari

"La verdadera soledad hace imaginar, pero imaginar es pensar" (Cacciari)

Hay escritores que de niños o de adultos han padecido de soledad. Hace algunos años Sergio Pitol comentó, en una mesa redonda, sobre aquellas tardes de su infancia que pasó vagando por un ingenio azucarero. Su refugio era la lectura, más aquél escondite que encontró en sus caminatas y que de inmediato hizo suyo. Juan Rulfo nos cuenta en sus Cartas a Clara cómo vivió de niño siendo muy solitario, su compañía era su imaginación. Juan García Ponce, ya de adulto, pasaba mucho tiempo sentado frente a su ventana, contemplando su jardín. Y Cesare Pavese fue víctima de la depresión a partir de la muerte de su padre, cuando sólo tenía seis años; y así podemos citar muchos ejemplos más.

Debe de ser muy difícil el encuentro con el pensamiento en la soledad, evocar esas presencias cuyas ausencias recuerdan el "universal silencio de la noche", al decir de Cacciari. La soledad es uno de los grandes temas y problemas humanos, desde ella se reflexiona sobre el propio yo, un yo poblado de preguntas sin respuesta. ¿Qué sucede cuando una noche se siente miedo y se sabe que se está solo? ¿el desamparo total? Parece ser que esa soledad que abraza el espíritu de los escritores es una soledad que suscita la creación, la escritura.

De todo ello nos hablan Musil, Hölderin, Blanchot, Beckett, entre otros, a través de las páginas de Soledad acogedora. De Leopardi a Celan, del filósofo italiano Massimo Cacciari (Abada Editores, 2004). Un gran ensayo en 80 páginas.

14 comments:

Anónimo dijo...

La soledad es la génesis de la creación.
Un abrazo.

Andre_Ferreira dijo...

La soledad es fundamental para que escriba, cuando escribo ni musica me gusta tener cerca. Por veces la compañia de un libro puede si ayudar en el acto creactivo/ reflejionante como ser con que puedo dialogar aunque de modo interno.
Charlar con una persona puede ser inspirador claro! Pero como materia de una futura reflexion(o asimilacion a distancia...).
Bueno! Ya vai largo mi post!
Besos

Anónimo dijo...

A veces, casi siempre, escribo sola en casa,siempre con música, eso sí: lo casi último que he terminado, marítimo, con EL HOLANDÉS ERRANTE de fondo. Sin él, el resultado habría sido diferente. Pero tal vez donde más me gusta escribir es en el tren: sola entre desconocidos, con el sonido cada vez menor de las ruedas sobre las vías...

Anónimo dijo...

Qué delicia poder leerte.
Qué bueno que existe la soledad... si no, ¿qué sería de nosotros?

Santino dijo...

Pongo que relación esto que dices sobre la soledad del escritor con el artículo que escribiste hace unos días sobre Hilda Hilst. Esta soledad, y más por el "universal silencio de la noche", me ha recordado el caso de Borges. No puede dejar de resultarme sorprendente la naturalidad con la que Borges acepta esa soledad. Ni siquiera Bioy Casares o María Kodama por citar a algunas de las personas más importantes en la vida de Borges consigueron perturbar esa soledad.

Sobre el silencio y el trabajo, también soy de los que necesitan el más absoluto silencio para escribir, y para leer, y para cualquier cosa. Tal vez sea una limitación mía, pero soy incapaz de hacer dos cosas al mismo tiempo.

Un saludo.

alnacif dijo...

Puedo estar solo con otra persona.
Puedo estar solo con un libro.
Puedo estar solo conmigo mismo.
Puedo estar tan solo, que hay ausencia de significaciones...

Anónimo dijo...

Es de noche y estoy en soledad, pero tus escrituras me atraparon tanto que realmente me siento acompañada.

Gracias
(Soy Analía)

Ivan Humanes dijo...

Magda, eres mi suministradora (extra)oficial de literatura de calidad, me apunto el título, parece un libro apetitoso. Voy a ver si por este país que habito (me habita) puedo encontrarlo. Abrazos.

Anónimo dijo...

Gracias, buscando referencias de ese libro encontré tu blog. Yo lo lei con cierto temor ya que he tenido experiencias previas con Cacciari y no han sido por lo menos para mi provechosas. Pero que grata sorpresa fue Soledad Acogedora!!!

Magda Díaz Morales dijo...

Toshiro, parece que muchas veces así es, aunque no debe de ser facil, sobre todo muchos escritores (y seres humanos en general) la han padecido de niños, y esto debe de ser duro.
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Yo no puedo escuchar música mientras trabajo, André, me distrae ¿tu crees? creo que ni el ruido de una mosca me gusta cuando estoy trabajando ;)
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Es algo especial trabajar entre desconocidos, Ana, yo lo hago en varias ocasiones en un café al que siempre voy. Y mira que cosas, yo no puedo trabajar con música, y si hay música en el café ni la escucho, en cambio en casa sí. También trabajo sola en casa, me es mucho mejor hacerlo así que en el Instituto adonde trabajo, por la tranquilidad.

Magda Díaz Morales dijo...

Santino, María Kodama fue para Borges lo que Clara Aparicio para Rulfo, un dolor de muelas bastante fuerte. Quizá por eso no pudieron romper esta soledad...
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Gracias por el poema, Alnacif, es muy bonito.
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Seguro lo hallarás Ivan, te gustará.

Magda Díaz Morales dijo...

Analía y Emma, bienvenidas y gusto en conocerlas.

Que bueno, Analía, que te has sentido acompañada, gracias a ti, que lindas tus palabras.

Emma, Cacciari ha sido polémico, sí. Recuerdo las diferencias que ha tenido con Vattimo, por ejemplo. En lo personal Vattimo me gusta más que Cacciari, pero con este libro me pasó lo que a ti, fue una muy grata sorpresa.

Magda Díaz Morales dijo...

Muchas gracias Cuartobate, bienvenido.

Adriana Hudson dijo...

Me ha encantado tu post, algo sobre este tema escribí en mi blog, te invito a que lo vities.

Un abrazo,

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