22 de marzo de 2006

Confesiones de una máscara: Mishima (3)

"Que importa si tengo que cenar solo bajo las estrellas, invitaré a la Luna y con mi sombra ya somos tres" (Mishima)

"Si realmente existe el amor sin duración y sin avances, ése era exactamente la emoción que Omi suscitaba" en el pálido y débil adolescente Kochan, el protagonista de la novela Confesiones de una máscara del notable novelista nipón Kimitake Hiraoka (1921-1970), mejor conocido como Yukio Mishima, quien aun joven decide suicidarse realizando el ritual del harakiri delante del jefe del estado mayor del ejército para protestar por la desmilitarización de su país.

Pero, continuando con la narración, esa fascinación termina para Kochan, decide renunciar a ella por celos, esos celos "tan feroces que me inducían a renegar voluntariamente de mi amor por Omi". La reflexión del narrador-personaje que a partir de este momento tiene lugar, es todo un despliegue de la admiración y anhelo por el ideal de belleza que lo abarca, que tiene significativo enlace con un erotismo que describe con intensa hermosura. Hay un pasaje que merece especial mención: en unas vacaciones de verano, Kochan va a la playa con su madre y sus dos hermanos y se queda por unos momentos solo en una roca mirando el mar. De pronto, recuerda la atracción sexual que le causó mirar la vellosidad de las axilas de Omi durante una clase de gimnasia, así que dirige su vista a sus propias axilas y "un misterioso deseo sexual se alzó en mi interior":

Llevaba los calzones de baño, de lana azul marino, desagradablemente pegados al cuerpo. Despacio bajé de la roca y penetré en la charca de agua atrapada junto a la playa. Mis pies, dentro del agua, parecían blancas conchas muertas, y, a través del agua, podía ver con toda claridad el fondo, moteado por las conchas y con móviles ondulaciones. Me arrodillé allí y esperé la llegada de la ola que rompía en aquel instante y que avanzaba hacia mi con un rugido violento. Me golpeó en el pecho, casi cubriéndome con su rompiente cresta... Cuando la ola retrocedió, quedé lavado de mi corrupción. Juntamente con las aguas en retirada, juntamente con los incontables organismos vivos que en ellas había, mis millares de esparmatozoides habían sido absorbidos por el mar espumeante y arrastrados lejos de mi.

Kochan, además, está convencido que entre Omi y el joven del cuadro de San Sebastian, hay íntima afinidad.

Paralelamente a su "vicio" (la masturbación) como él lo llama y al que incurre hasta "en plena clase" (al ver a su joven profesor de geometría cuya imagen era para él como la de Hércules desnudo), a nuestro protagonista le producen deleite todas las formas de la pena de muerte. Aunque no conocía todavía la obra de Sade, "dentro de la cabeza de aquel estudiante de secundaria, innumerables víctimas iban, con las manos atadas a la espalda, debidamente escoltadas, hacia el Coliseo", este pensamiendo adquiría fuerza en su mente, hasta forjó sueños en su imaginación.

"Por qué es malo que siga siendo cómo soy?", se pregunta un día Kochan, "aquello que me asqueaba era mi verdadera forma de ser, formaba parte de mi verdadera vida (...). El joven estudiante sentía la necesidad de comenzar a vivir su verdadera vida, necesita comprenderse a sí mismo. Mientras que sus demás compañeros se comportan con su natural manera de ser, él debía interpretar un papel ante la sociedad y ante su familia. Empieza a dar los primeros pasos en la vida pensando que bastaba con ser "una máquina de fabricación de falsedades" a pesar de que en su interior, ya siendo un estudiante preuniversitario, nace y crece "un amor de protección, algo parecido al amor hacia los muchachitos". Pero siempre bajo el conocimiento de que el futuro representaba para él "una pesada carga"; por ello, "ansiaba la gran sensación de alivio que la muerte traería consigo".

Son muchas las tribulaciones que siguen en su vida: dudas, preguntas, cuestionamientos, pruebas, lágrimas, descubrimientos, decisiones, reflexiones sobre sí mismo y su identidad. Kochan ya tiene en estos momentos de la historia veinte años y pasa desde ser alistado en filas por unas horas (el tema de guerra se presenta), atravesando por sentirse profundamente enamorado de Sonoko, una chica, sin comprender por qué hasta la llegada de un beso que todo le muestra... Todo esto teniendo siempre presente "sus deseos carnales contra natura". Así, asoma por primera vez en su vida el pensamiento del suicidio...

Una gran novela escrita con maestría. Desgarradora, poética, pero sobre todo muy humana.
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La exposición Jaime Sabines a 80 años de su nacimiento, que presenta diversos manuscritos, acuarelas, fotografías y críticas sobre la obra del poeta chiapaneco, será inaugurada el martes 28 de marzo en el edificio de la Coordinación Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).

14 comments:

Andre_Ferreira dijo...

El pensamiento de suicidio en el japon tiene tambien una estrecha relacion con la homosexualidad, en Bushido, "el camino del samurai" se preconiza una estrecha relacion entre un grupo de hombres, excluindo mujeres. En el suicidio seppuku hay una pierda de sangre que se relaciona con una relacion homosexual. Ya en Genji Monogotari, de Murasaki Shikibu, libro escrito en el siglo X hay varios relatos de homosexualidad sin al parecer cualquier critica, como pratica normal en ese pais y no vista tan mal como en otras culturas. En el siglo XVII Ihara Saikaku escribe "Amores de un vividor" donde habla tambien de los amores homosexuales. Mishima tiene ademas de su experiencia personal una larga tradicion literaria sobre el tema en su pais. Como no relacionar San Sebastian con seppuku?
Tu articulo esta brillante, me hice desear releer a Mishima!
Un abrazo

Ismael Lares dijo...

me impresiona, cada vez que visito tu blog, la gran cantidad de artículos que le dedicas a tantos personajes del quehacer literario. ya no sé si visitar la biblioteca sea bueno, supongo que no, ya tengo apostillas. saludines.

Ivan Humanes dijo...

Sería imposible visitar su biblioteca, es una opinión, en algo se asemejerá a la de Borges (la ficticia), anaqueles que descansan en edificios circulares... Confesiones de una máscara, otro descubrimiento: el intento de subsistir del hombre-escritor en este mundo. Abrazos.

Anónimo dijo...

Extrañas prioridades las de Mishima; una vida totalmente equivocada y una mala cabeza a mi entender. Otra cosa es que se pueda leer con cierta fascinación. Pero es una fascinación mezclada con repulsión: su estética facho-gay, la repugnancia visceral hacia las mujeres... es realmente un caso de un escritor sobrevalorado.

Magda Díaz Morales dijo...

André, que interesante lo que dices. Ignoraba que el pensamiento de suicidio en el japon tiene tambien una estrecha relación con la homosexualidad y todos los ejemplos literarios que ofreces también son muy interesantes. Se que Mishima tiene gran influencia occidental, sin embargo no deja a un lado su cultura, por supuesto.

Es lo primero que leo de este autor, y me ha gustado, es una buena novela.
Muchas gracias por tus palabras :)

Magda Díaz Morales dijo...

Ismael, qué amable. Muchas gracias.
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Sí, Iván, parece que a Mishima le fue dificil su vida y ello debe de reflejarse en su escritura. La sociedad de los años 40' y 50' en las que escribió esta novela, no era muy abierta a aceptar la homosexualidad tan facilmente. Lo que comenta André es muy interesante al respecto.

Magda Díaz Morales dijo...

José Ángel, como es la primera vez que leo una obra de Mishima y me gustó, y conozco poco de su vida personal, no se si su estética es "facho-gay", ni si poseía una "repugnancia visceral hacia las mujeres", y siento decir que tampoco se si es un "caso de un escritor sobrevalorado" porque tampoco he leido crítica sobre su obra. De lo único que por el momento puedo hablar es de Confesiones de una máscara, y me gustó.

Pero me gustaría preguntarte ¿por qué dices que tuvo una vida equivocada y una mala cabeza? ¿tiene ello que ver con su obra?

Lo que puedo comentar es que si esta obra es autobiográfica, su infancia tuvo serios problemas: educado por una abuela posesiva y enferma y unos padres débiles, que cedieron ante esto. Asimismo, enfermo con asiduidad, débil, solitario, encerrado en sí mismo, y con poca libertad de ser un niño como todos. Esto se percibe en la novela, pero no hay que olvidar que la novela es ficción y no sabemos cuanto tiene de autobiográfica en realidad.

Anónimo dijo...

Pues tuvo la cabeza tan mala, Magda, que le pidió a un amigo que se la cortara. Y sí, la obra es autobiográfica, quizá no en todos los detalles, pero sí en su sensibilidad. Y desde luego que fue una persona con muchos problemas, y angustias, y que sufrió mucho de niño. Y sí que ha sido un escritor destacado, desde luego. Pero digo sobrevalorado porque en última instancia una persona que no es ni buena ni sabia sólo puede llegar con su literatura hasta un cierto nivel. Tampoco quiero decir que no tuviese Mishima ningún tipo de sabiduría ni de valor, las cosas nunca son tan blancas y negras, y si gusta leerlo además es por algo. Pero creo que conociendo su vida se pone la obra un tanto entre comillas.

Magda Díaz Morales dijo...

No es que le pidiera a un amigo que le cortara la cabeza porque la tuviera mala, si por favor lees la referencia a "harakiri", podrás ver todo lo que éste significa, es algo muy serio que para nosotros es dificil comprender, pero si podemos darnos cuenta de lo que el significa para los japoneses.

No estoy muy de acuerdo en que "una persona que no es ni buena ni sabia sólo puede llegar con su literatura hasta un cierto nivel", no se, en lo personal no creo que se necesite ser bueno y sabio para llegar a una literatura de "cierto nivel". Asimismo, tampoco creo que Mishima haya sido "malo" (¿cómo alguien que no sea él o sus muy, muy, muy, cercanos pudieran acaso saberlo? , y a veces ni él ni ellos. ¿Qué se necesita para decir que alguien es malo cuando no se tiene nada que así lo signifique?), como tampoco creo en la existencia de los absolutos "malo" y "bueno", como bien dices, las cosas no son ni blancas ni negras.

Pero en lo que voy totalmente en desacuerdo es en "conociendo su vida se pone la obra un tanto entre comillas". Primeramente, no conocemos su vida y lo que conocemos a través de Confesiones de una máscara solo nos diría que su obra es muy buena, esto rompería las comillas porque es una buena novela (nos guste o no, solo observando su calidad literaria). Pero esencialmente, me parece imposible mezclar la vida de un autor y su obra, esto para mi (y ello no quiere decir que sea para ti o para quien asi desee hacerlo) es totalmente imposible. Si un escritor es gay o no lo es, si es mujer u hombre, si es mujeriego o sacerdote, etc., etc., no me interesa en lo más mínimo (a menos que estudie su biografía y no su narrativa), lo que me interesa es su obra y lo que ella desvela. Mis lecturas son de las obras, no de la vida de los escritores (que les pertenece solo a ellos y de la que por supuesto que podemos platicar e intercambiar opiniónes, pero no poner entre comillas su obra por como ha sido o es su vida. Es solo lo que yo pienso, repito).

Saludos, José Ángel.

Anónimo dijo...

La biografía de Mishima me parece fascinante y contradictoria, aunque quizá sólo lo sea para una occidental. No he leído nada, todavía. Me lo anoto para el verano. Besos.

Anónimo dijo...

Pues a mí me fascinan las conexiones entre vidas y obras. No es que "quiera" mezclarlas; para mí están mezcladas, porque no escribimos en un vacío, sino escribimos como escribimos porque somos quienes somos (aunque no siempre quienes parecemos, eso es importante). Para mí, desde luego, Frankenstein se entiende mejor si conozco los bebés muertos de Mary Shelley, y las novelas de Mishima se entienden mejor (quizá no necesariamente "se aprecian más") si conocemos otros aspectos del pensamiento y acciones de su autor. Como te digo, en la vida de una persona hay de todo, pero en la de Mishima me parece (a mí, claro, es un punto de vista) que hay mucho mucho de erróneo. Y el harakiri, por ejemplo, ya conozco su sentido ritual, por supuesto; me parece sin embargo un rito detestable, especialmente en una persona culta del siglo XX. Quizá eso me convierta en un ilustrado a la antigua usanza... ¡cosa que tampoco se aprecia mucho hoy en día entre las personas cultas!

Magda Díaz Morales dijo...

Te gustará, Gabriela, es buen escritor. Muchos saludos.
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Yo al contrario, José Ángel, creo totalmente en la Autonomía literaria.

Y sí, entiendo, a ti, a mi y a quien sea le puede parecer "detestable" el harakiri, pero que nos parezca o no nos parezca detestable, no lo hace detestable en-si, sino algo totalmente diferente, de una cultura que no comprendemos y esto no hace que un japonés, escritor o no, "tenga mala cabeza" o sea malo o bueno como persona, esto me parece algo imposible de saber y expresar.

Creo que partimos de diferentes perspectivas. A mi me gustan mucho las vidas de los escritores, pero no cuando analizo, leo o comento, una obra literaria. Quizá como liminar, para conocerlo un poco. Me fascinan las biografías, pero, repito, creo totalmente en la autonomía del texto, para mi el autor está fuera del texto.

Saludos, José Ángel, y gracias por tu opinión y comentario, siempre es interesante conocer diferentes puntos de vista.

Anónimo dijo...

me gusto mucho el articulo, me incentivo totalmente a leer sus obras. La forma que tiene de escribir poeticamente encuentro que es muy inspiradora.
Muestra puntos de vista distintos al comun de los nipones.
saludos
pasare mas seguido por aqui tienes cosas muy interesantes

Anónimo dijo...

Muchas gracias, Ando. Bienvenido.

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