Hoy en Babelia leí una reseña de Monika Zgustova sobre el libro Dostoyevski lee a Hegel en Siberia y rompe a llorar del ensayista húngaro László Földényi. Al inicio nos ofrece datos interesantes sobre el notable escritor ruso, dice que "Tras el simulacro de su ejecución, en la Nochebuena de 1849, Dostoievski abandonó San Petersburgo condenado a trabajos forzados en Siberia. Y cuando cruzó los Urales, esa frontera entre Europa y Asia, aunque desolado por haber dejado atrás no sólo su ciudad sino Europa, presintió el enigma que es Siberia y el destino grave y misterioso que le aguardaba allí.
Y así fue: tras cuatro años de trabajos forzados, el escritor ruso fue destinado como soldado raso a Semipalatinsk, pueblo siberiano rodeado de un árido desierto de arena y abrojo. Allí leía, entre otros filósofos, a Hegel. Mientras miles y miles de personas iban llegando, desterradas, a Siberia, el filósofo alemán, que entonces impartía clases sobre la historia universal en la Universidad de Berlín, escribió: "Siberia se halla fuera del ámbito de nuestro estudio. Las características del país no le permiten ser un escenario para la cultura histórica ni crear una forma propia en la historia universal". Al leer estas líneas, Dostoievski se quedó dolorosamente asombrado. Ahora lo sabía: Europa no se interesaba en absoluto por él ni por su dolor en el destierro. Europa lo expulsaba fuera de la historia, esa Europa por cuyas ideas había sido condenado a trabajos forzados en Siberia. Desde ese momento Dostoievski se sintió confinado a la no existencia.
Dostoievski dice en una carta a un amigo: "¡Fue una gran felicidad para mí: Siberia y los trabajos forzados! Dicen que aquello es terrible e indignante, se habla de una indignación justificada... ¡vaya estupidez! Sólo allí empecé a vivir de manera feliz y saludable, sólo allí me comprendí a mí mismo... a Cristo ... al hombre ruso. Mis mejores pensamientos surgieron en aquel entonces. ¡Ojalá lo llevaran a usted a los trabajos forzados!". En Siberia Dostoievski aprendió la salvación personal a través del infierno: a su juicio, la salvación personal no es concebible sin la experiencia del infierno. Además, en Siberia Dostoievski se convence de que la transcendencia es imprescindible para el ser humano y empieza a ver el mundo desde esa perspectiva".
La experiencia del infierno y la trascendencia que conlleva...
Y así fue: tras cuatro años de trabajos forzados, el escritor ruso fue destinado como soldado raso a Semipalatinsk, pueblo siberiano rodeado de un árido desierto de arena y abrojo. Allí leía, entre otros filósofos, a Hegel. Mientras miles y miles de personas iban llegando, desterradas, a Siberia, el filósofo alemán, que entonces impartía clases sobre la historia universal en la Universidad de Berlín, escribió: "Siberia se halla fuera del ámbito de nuestro estudio. Las características del país no le permiten ser un escenario para la cultura histórica ni crear una forma propia en la historia universal". Al leer estas líneas, Dostoievski se quedó dolorosamente asombrado. Ahora lo sabía: Europa no se interesaba en absoluto por él ni por su dolor en el destierro. Europa lo expulsaba fuera de la historia, esa Europa por cuyas ideas había sido condenado a trabajos forzados en Siberia. Desde ese momento Dostoievski se sintió confinado a la no existencia.
Dostoievski dice en una carta a un amigo: "¡Fue una gran felicidad para mí: Siberia y los trabajos forzados! Dicen que aquello es terrible e indignante, se habla de una indignación justificada... ¡vaya estupidez! Sólo allí empecé a vivir de manera feliz y saludable, sólo allí me comprendí a mí mismo... a Cristo ... al hombre ruso. Mis mejores pensamientos surgieron en aquel entonces. ¡Ojalá lo llevaran a usted a los trabajos forzados!". En Siberia Dostoievski aprendió la salvación personal a través del infierno: a su juicio, la salvación personal no es concebible sin la experiencia del infierno. Además, en Siberia Dostoievski se convence de que la transcendencia es imprescindible para el ser humano y empieza a ver el mundo desde esa perspectiva".
La experiencia del infierno y la trascendencia que conlleva...
20 comments:
Muy interesante el artículo. Gran blog.
Saludos.
Hola Magda. La verdad es que quiero partir diciendo que no escribí hace dos post atrás porque jamás he sabido qué decir en esas ocasiones, sólo dos cosas algo tontas de mi parte: En "La tregua", esa novela cursilona pero que me gustó tanto, en una parte al protagonista, creo, se le muere la mamá y su mejor amigo en vez de hablarle del tema, le habla de otro tema y hace como si nada hubiera pasado, la vida sigue, ... lo otro... Murakami en "Tokio blues" En alguna parte Watanabe dice que comprendió con la muerte de su amigo, que la muerte no es algo separado a la vida, sino que es algo unido a ella, y que se recibe mejor cuando se siente así... en fin, todo suena superficial, todo lo es. Fuerza mujer y me pareces muy admirable.
Dostoievski: a veces pienso que es mi clásico favorito (la verdad es que no he leído mucho clásicos). ME gusta su profundidad, eso de llegar a tantos lados del alma humana, del espíritu humano. Creo que es comparable con Shakespeare en el sentido de entender a los hombres en su máxima expresión. En fin. Suerte.
Saludos.
Tremendo y duro, pero real como la vida misma. En esta sociedad pocas veces recordamos lo duro que podía ser todo antes, y quizá tenga razón Dostoievski al afirmar que hay que sufrir para comprender. Muchos escritores actuales encaran la creación desde una perspectiva optimista, naif, sin caer en la cuenta de que la realidad es cruda y bestial.
Diego, muchas gracias por tus palabras. ¿Sabes? las palabras son más importantes de lo que ya pensaba que eran, traen con ellas el espíritu y los sentimientos de quien las emite, y cuando llegan a mi son valoradas en todo lo que valen.
Llegue a ti mi agradecimiento por ellas.
Un abrazo.
Quizá sea necesario el infierno para conseguir la madurez artística, pero ¿debemos alegrarnos porque graias al sufrimiento de los grandes podemos disfrutar de sus obras?
El sufrimiento es parte de la vida, aunque a veces nos gustaría que no existiera.
Un abrazo.
Querida Magda,
Ah, Dostoievski parece ser cada vez mas necesario en estos dias tan desconectados de la idea del dolor.
Queria reomendarte la lectura de un libro muy dostoievskiano y extrano llamado HONRA DE SIERVA de Corina Michelena, editado hace un par de anos por la Universidad de Veracruz. Corina es una poeta venezolana que a los cuarenta y tantos anos decidio que el amor de su vida era Dostoievski, asi que se fue a Moscu a aprender ruso y a vivir la vida rusa ( y no la vida loca de Ricky Martin!).
Este libro del que te hablo es previo a su viaje a Rusia pero hay sendos poemas deidcados a personajes de Dostoievski.
El libro, ademas, es un comentario agrio (y ruso) al feminismo. Ojala lo consigas. Un abrazo.
espero no tener que hacer nunca trabajos forzados para descubrir mi libertad. en mi caso (pero yo no soy el gran D., me ha servido cierta enfermedad que padezco.
tampoco querría empeñar nada de mí para ser un gran escritor, ya que las letras en según que personas han sido una terrible maldición.
un besazo como siempre linda.
Menos mal que a Dostoievski lo debían conocer sus amigos, porque si no, eso de "¡Ojalá lo llevaran a usted a los trabajos forzados!"... Aunque después de la experiencia de morirse simbólicamente, la experiencia de renacer reconozco que vale lo suyo. Abrazos, Magda. No trabajes mucho en vacaciones...
Hegel era filósofo estadista; mientras Dostoievski, escritor humanista.
(No me imagino a Hegel preocupándose por el perma frost siberiano.)
Es muy cierto querido Palimp, el sufrimiento forma parte de la vida, y sí, ojalá que no existiera nunca, pero parece ser que entonces no sería vida. Sin embargo, los seres humanos hemos asumido que la vida es así, gozar y sufrir, y cuando toca sufrir se anhela que llegue el mañana y traiga mucha luz y que esta logre empañar los tiempos tristes que están ahí en nuestro espíritu.
Muchas gracias por la recomendación del libro de Corina Michelena, está editado, segun me comentas, por la Universidad Veracruzana y no lo conozco. Ahora que viene la feria del libro lo buscaré, te agradezco mucho porque me interesa todo lo de o sobre Dostoievski.
Mi querido Jio, parece ser que aprendemos más en la vida en las dificultades que en su ausencia. Esto no debería de ser así, al menos a mi no me gusta, preferiría ser rematadamente ignorante y no tener que sufrir nunca. Tampoco querría empeñar nada de mí.
Un abrazo grande.
Querido José Ángel, la experiencia de renacer sí que tiene lo suyo, seguro. Y ojalá se diera siempre ¿verdad?
Quiero aprovechar las vacaciones, pero tengo ganas de irme aunque sea un dia a cualquier parte, sin hacer nada, y pensando en cosas bonitas.
Arévalo, me da mucho gusto saludarte, que tengas unas buenas vacaciones.
Sí, creo que parece lamentable tener que reconocerlo, pero pienso que hay que llegar al infierno, como rito de pasaje obligado para poder revelarse y rebelarse.
Cada cual lleva su jugador a cuestas pensando cuantos rublos apostar a un número para doblarle la mano al destino, o su afiebrado Raskolnikov huyendo del crimen cometido contra sí mismo...
El asunto está en actuar voluntariamente o forzado, y no esperar a la muerte cruzado de brazos.
coincido harto con la Lila en eso del infierno, luego resurgir, salir cojeando de un pie o roto los huesos, pero llenos de sabiduría y sobre todo con la humildad de saber asumirnos en la fase nueva y ser, ser...nunca dejar de ser quienes somos en el corazón.
Magda, vengo llegando de viaje, no sé, no he visto los posts anteriores, me pondré al día con tus noticias, pero desde ya te mando un super abrazo fraterno y todo mi cariño.
Dostoievski és un de mis escritores preferidos desde mis 13 años(lo que me hice reléer muchos de sus libros). Hace una semana terminé de léer los "cuadernos del subterraneo" en que un personaje/narrador se aleja poco a poco de la sociedad y nos describe su camino a la isolamiento(asi se escribe?). Ay el infierno no és en Siberia, és en San Petersburgo. Dostoievski nos muestra al longo de su obra diversos infiernos,que más que hogares geograficos son el interior de todos nosotros.
Creo que a partir de esta semana tendré más tiempo a visitar tu bitácora, que ya la añoraba!
Besos
Es verdad, Lila Magritte, no hay que esperar a la muerte de brazos cruzados...
Muchas gracias, María Cristina. Que hayas tenido buen viaje.
Sí, Dostoievski nos muestra en su obra diversos infiernos, André, su obra toca al ser humano en lo más profundo. Es también uno de mis escritores predilectos.
Gracias, es siempre grato verte por aqui.
No cabe duda que el mundo es un huevito, querídisma Magda resulta que buscando datos de una amiga me encuentro con la página de la AMESVE y me entero de que participaron (juntas pero no revueltas) en el mismo coloquio ¿que cosas no?, ojalá me pudieras ayudar a ponerme en contacto con esta persona.
Y en efecto cuanta razón hay en esas palabras, eso de estar en el infierno es una experiencia que nos da claridad de pensamiento como ninguna otra, nos ilunmina si tenemos la fuerza para permanecer y salir de ahí.
Te lo digo porque en cierto modo ya anduve por allá.
Un abrazo
Bar, escribe por favor a mi correo-e y dime de quien se trata y si se sus datos con gusto te los doy.
Muchos saludos
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