26 de septiembre de 2006

Te quiero si he bebido: Empar Moliner (2)

Los psicólogos, las dificultades de vivir en pareja, la monotonía de lo cotidiano, el amor y la pasión transformados al pasar el tiempo, cruzan los trece cuentos de Te quiero si he bebido, un título o paratexto que, además, me parece excelente. Desde este título es posible identificar el conjunto de oposiciones semánticas que se hallan concertadas en el cuerpo del discurso, es un marcador de lectura que permite, como elemento funcional de la significación, ese intercambio entre autor y lector implícitos. Conocí un profesor que siempre que le gustaba una persona antes que nada la invitaba a tomar una copa, después, segun él, "todo venía solo". En mi interpretación, "te quiero si he bebido" se dirige precisamente a esto: si he bebido (y no sólo vino, también si se tienen momentos de confusión por cualquier circunstancia) todo es de otra manera, aunque al día siguiente la realidad se imponga.

En "La interpretación de los sueños" el bibliotecario Plácido conoce a su novio a través de un anuncio de contactos:

Ese día no había bebido y, a pesar de eso, le pareció el hombre más guapo de la tierra. Empezaron a salir juntos. Pero la relación hace ya seis meses que dura y, en todo este tiempo, el bibliotecario Plácido se ha peleado más que en toda su vida. Se pelean constantemente, por cualquier motivo. Rompiendo platos y no rompiéndolos. De manera civilizada y de manera salvaje. Despertando a los vecinos y no despertándolos. A su novio le gusta más pelearse que el sexo, que la comida, que navegar por internet y hasta que enseñar las fotografías de cuando todavía no era calvo.

El aquí y el ahora de la narración se inicia cuando la pareja ha salido a cenar para festejar que han vuelto a hablarse tras la última pelea. El bibliotecario Plácido procede con gran cautela, sabe que su novio "tiene una gran capacidad para enlazar peleas con otras peleas, y con otras", prefiere decirle a todo que sí o guardar silencio. Pero no hay solución, diga lo que diga, haga lo que haga, el novio jamás se conforma, de una conversación puede irse al pasado y recordar algo que le molestó y de ahí discutir por algo remoto que no viene al caso, o hasta por cualquier cosa aunque no haya sucedido pero puede acontecer, como lo que ha soñado: "-He soñado que te pillaba en la cama con otro hombre". El bibliotecario Plácido sabe que conteste lo que conteste, "de aquí a diez minutos se estarán peleando":

-¿Sabes lo que te digo? Que no hace falta que me contestes -decide el novio, riendo. Pero se ríe de la manera en que se ríe cuando ya está ofendido (...). Incluso en mis sueños reproduces los roles heteros. No es sólo que tengas la casa decorada como hetero, es que eres mucho más hetero de lo que tu mismo crees. -Yo no reproduzco los roles heteros -se defiende. Y no tengo la casa decorada como hetero. -Una cocina con visillos estampados con frutitas partidas por la mitad ¿no es hetero? Darme una compensación económica después de engañarme ¿no es reproducir los roles heteros?

Y siguen intercambiando comentarios, dando vueltas al mismo asunto y que no reproduzco porque sería muy largo, pero insisten en decir frases tan duras como lo de "Darme una compensación económica después de engañarme ¿no es reproducir los roles heteros?".

De pronto, el destino que todo lo mueve o al menos lo intenta, la pareja queda sepultada en los escombros porque un terremoto se presenta, el bibliotecario Plácido sonríe: "Se ha ahorrado la pelea. Ni puede creer que tenga tanta suerte. Cuando los rescaten, los llevarán al hospital y del hospital a casa".

Pero, de nuevo ese destino...

9 comments:

nacho dijo...

Recién leo tu apostilla sobre la interesante correspondencia entre Mann y Adorno. La Dialéctica del Iluminismo, uno de los productos más representativos de la Escuela de Frankfurt, escrita por cierto antes del Holocausto, refleja fielmente una perspectiva filosófica prevaleciente en esa institución: la marxista. Lo curioso es que hayan sido instituciones como la Fundación Rockefeller quienes hayan patrocinado el cambio de sede de la Escuala de Frankfurt a Nueva York. En un ensayo que escribí hace algún tiempo repaso el paradójico interés de los exponentes del capitalismo por aprovechar muchas de las tesis y teorías de lo socialistas, especialmente de aquellos intelectuales que se cobijaron en la E. de F.

Como siempre, un gusto leerte.
nacho mondaca

Magda Díaz Morales dijo...

Querido Nacho, una estupenda correspondencia, todo un tratado de arte, filosofía. Me encantaría conocer tu ensayo.

Si te es posible échale un ojito a este artículo: El plagio superior en Doctor Faustus

Anónimo dijo...

Muy buenos los comentarios al libro de Empar. Me sorprende la facilidad que tiene para describir situaciones cotidianas de las parejas. Me había llamado la atención por algún artículo escrito en El País y ahora creo que este libro se merece una oportunidad

Anónimo dijo...

Hola Magda. Seguiré subiendo metapoesía de Neruda durante unos días. Los cuentos de Moliner prometen.

Magda Díaz Morales dijo...

Si, Paco, eso veo que seguirá Neruda. Ojalá algun día pongas algo de Jaime Sabines, un gran poeta.

Gusto en saludarte.

Sv Alteza dijo...

genial, genial.
acabo de sacar mi tarea de tu blog.

=)

(estudio letras)

Anónimo dijo...

Jaime Sabines ya está en poéticas. Te enlazo el post.
Un abrazo.

Magda Díaz Morales dijo...

Si, Paco, lo recordé después de hacerte el comentario.

Gracias.

Listo Entertainment dijo...

Es probable que te haga gracia este cómic:
http://www.aldeaglobal.net/listo/empar

:)

Publicar un comentario

No se publicarán comentarios anónimos.