Por ser considerado como una de las voces más singulares de la literatura contemporánea hispanoamericana, y por su libro Dios es redondo, el escritor mexicano Juan Villoro (1956) fue galardonado con el Premio Internacional de Periodismo Vázquez Montalbán, en la categoría de periodismo deportivo. El premio, que otorga la Fundación F.C. Barcelona y el Colegio de Periodistas de Cataluña fue otorgado en una ceremonia que se realizó en el Ayuntamiento de Cataluña, mientras que el próximo miércoles el club Barcelona le entregará el reconocimiento, durante el juego Liverpool-Barcelona, en España.
Al recibir el premio, Villoro leyó el texto "El mar interrumpido", en el que refiere que “escoger un equipo es una forma de decidir el destino. Hay estoicos que deben su temple a apoyar a un club impredecible y masoquistas que se quejan de que los suyos no pierdan lo suficiente”.
De acuerdo con el escritor, el futbol puede ejercer de “catalizador” para desfogarse, sobre todo en aquellas sociedades “con rigidez de comportamiento” tales como la británica.
En Dios es redondo (2006) Villoro explora las supersticiones, los ritos y mitos que han convertido a los estadios en catedrales, a los jugadores en apóstoles y a los árbitros en ángeles del infierno investidos del poder de quebrar la esperanza o desatar una vanidosa crueldad. El autor alterna el sabroso tono de la tertulia con la épica recuperación de los grandes lances: indaga las peculiaridades de un planeta donde la FIFA tiene más agremiados que la ONU, retrata al más desaforado divo de las canchas: Diego Armando Maradona, se adentra en el contradictorio esplendor de la liga española y ejerce el arte de la conversación con Jorge Valdano.
Via La crónica.
Al recibir el premio, Villoro leyó el texto "El mar interrumpido", en el que refiere que “escoger un equipo es una forma de decidir el destino. Hay estoicos que deben su temple a apoyar a un club impredecible y masoquistas que se quejan de que los suyos no pierdan lo suficiente”.
De acuerdo con el escritor, el futbol puede ejercer de “catalizador” para desfogarse, sobre todo en aquellas sociedades “con rigidez de comportamiento” tales como la británica.
En Dios es redondo (2006) Villoro explora las supersticiones, los ritos y mitos que han convertido a los estadios en catedrales, a los jugadores en apóstoles y a los árbitros en ángeles del infierno investidos del poder de quebrar la esperanza o desatar una vanidosa crueldad. El autor alterna el sabroso tono de la tertulia con la épica recuperación de los grandes lances: indaga las peculiaridades de un planeta donde la FIFA tiene más agremiados que la ONU, retrata al más desaforado divo de las canchas: Diego Armando Maradona, se adentra en el contradictorio esplendor de la liga española y ejerce el arte de la conversación con Jorge Valdano.
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