17 de noviembre de 2007

La hermana: Sándor Márai

Sándor Márai, La hermana, Trad.: Mária Szijj y J.M. González Trebejo (Barcelona: Salamandra, 2007)

He querido que pasara al menos un día después de terminar La hermana, para ser lo más objetiva posible. Es una novela en la que paralelamente a la admiración por una excelente escritura, se presenta un estado de sobrecogimiento. Creo que parte de esto último se debe a que afecta a quienes hemos pasado por esos momentos en que la enfermedad de un ser querido se muestra así, de pronto, sin ser requerida ni nombrada, sólo sabes que ahí está, que se revela y lo percibes, guardándola en secreto lo más posible para no desfallecer en ese momento.

La novela nos ofrece dos historias, "el lenguaje es creador cuando se pone al servicio de la ficción", como apunta Genette. En el primer relato hallamos un segundo relato que viene a incrustarse en el discurso narrativo como componente configurativo del propio discurso, esto es: leemos una historia contada por un narrador, mismo que al paso del tiempo (dentro del tiempo del relato) nos ofrece otro relato escrito por otro narrador. La primera historia se nos presenta como pre-texto narrativo de lo que después será muy importante. El narrador de la primera historia es un escritor, el de la segunda es un famoso pianista y compositor húngaro, Z.

Es una navidad durante la última guerra mundial y en un apartado hotel en la montaña de un hostelero rumano, se encuentran varios huéspedes. Entre ellos hay un escritor, un célebre pianista, Z., una pareja distinguida y algunos cazadores. Los días son muy húmedos, hace extremo frío y no para de llover. Bajo este gris ambiente una tragedia tiene lugar, una pareja de amantes se suicida en su habitación. Aunque el escritor ya conocía tiempo atrás al pianista por haberlo escuchado en algunas de sus presentaciones, en su estancia en el hotel no habían cruzado palabra fuera del "buenos días" o "buenas noches" acostumbrados. El escritor sabía que el pianista se había retirado de la música, lo que no sabía es por qué lo había hecho, estaba en la cumbre de la fama y las noticias no habían dado explicación alguna sobre el suceso.

El suicidio de los amantes es el motivo que une al escritor y a Z. al comentar sobre el terrible lance, digamos que se hacen amigos, por decirlo de alguna manera. De esta forma, el escritor se entera "de la verdad sobre el destino de Z.". El compositor le dice que le gustaría leyera un manuscrito suyo del que no puede jactarse que sea una obra literaria, "pero usted es escritor, tal vez lo entienda". Sin embargo, el pianista se va del hotel sin dejarle nada al escritor, ni una nota de despedida. Pasan ocho meses y "un día de otoño, leyendo el periódico del medio día en el tranvía", el escritor se entera de que Z. ha fallecido. Tres semanas después le llega por correo, remitido por la embajada de Suiza, el manuscrito de Z., él había dispuesto que se lo hicieran llegar como herencia. Y es en este instante cuando se inicia la otra historia: "He aquí el manuscrito de Z.", nos dice el primer narrador.

¿Que hay en este manuscrito? La narración de Z. sobre su enfermedad y lo que la envuelve: cómo surge (el día en que los alemanes ocupan Varsovia), su asunción, el verla a veces como castigo, el amor, el erotismo, el dolor a veces inaguantable y sólo soportable gracias a las drogas, la posibilidad de la muerte, la comunicación con dos médicos que le hablan tanto de un Dios como único capaz de curarlo como de un erotismo que lo puede llevar a salvarse. Es de destacar la importancia de la música (este tema de la música merecería un texto completo para él solo), del cuerpo, así como la relación sensual con la hermana (una monja que lo cuida en el hospital). Mientras transcurria mi lectura me preguntaba ¿por qué se llama "la hermana" la novela? ¿será por la hermana del pianista? una hermana que aparece un segundo en todo el libro. Pero después se cae en la cuenta del por qué del título. Asimismo, es substancial su relación pasada con E., tal vez el detonante de esa enfermedad que lo aqueja... E, es una mujer casada y frígida, pero a él esto parece no importarle:

Algunos hombres aman con el cuerpo, otros con el dinero o con el intelecto. Yo amo con la música. En nuestra relación, la música ha constituido un vínculo más estrecho que cualquier vínculo erótico y carnal. Tú que entiendes de todo y me hablas de la otra orilla, seguramente sabes qué fuerza tan inmensa posee la música. Tiene más fuerza que el beso, que la palabra, que el tacto. Lo que uno ya es incapaz de contar con el cuerpo y el espíritu, termina contándolo con la música. Yo he sido la única persona que ha sabido hablarle a ese cuerpo precioso y enfermo... ¿Acaso no lo sabías? Le hablaba con la ayuda de la música.

Una más de las bellezas de la novela es cuando habla del amor y de la disciplina del artista y la tarea de la creación:

Del amor:

¿Qué sabemos sobre la verdadera naturaleza y las intenciones de esa fuerza? El sabio afirma que el amor es una de las manifestaciones de la locura, una ataque de nervios agudo que se supera con el tiempo; la literatura de cada época da un sentido distinto a esta pasión, la ennoblece, la califica como la manifestación emocional más sublime o la más depravada del ser humano. Pero ¿cuál es la realidad?

Del artista:

Hay algo que tiene más fuerza que mi cuerpo, más fuerza que mi enfermedad, que la pasión y la voluntad del mundo, si, algo más fuerte que el destino y Dios: la disciplina del artista, la conciencia del demiurgo que no se apaga mientras no haya cumplido la tarea de la creación.

Todo esto sucede en plena guerra mundial...

14 comments:

Anónimo dijo...

Me encanta Sandor Marai, "El último encuentro" (creo recordar que se llama así) me pareció sublime, enorme.
Un abrazo.

Raúl dijo...

De Sandor Marai leí hace un par de años "El último encuentro"; quizá por las expectativas que tenía –todo el mundo hablaba maravillas de la novela– me decepcionó bastante.
Voveré a acercarme a Mrai co esta novela; le daré una segunda oportunidad.

Gracias por la recomendación.

Magda Díaz Morales dijo...

Acabo de comprar 'El último encuentro', Alfredo, lo voy a leer. La que quiero conseguir es 'La mujer justa' y también 'Tierra, Tierra', y bueno, todo lo que pueda estar en castellano de este autor que me fascina, casi al par de Kertész.

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R, ya regresaste, que bueno. Apenas voy a leer 'El último encuentro', ya la comentaremos. Te recomiendo leer el artículo de aqui abajo, se conoce mucho a Sándor Márai en él. Es un poco largo, pero vale la pena.

Anónimo dijo...

Sabias palabras para definir el amor.

Anónimo dijo...

Esa también fue la que lei El último encuentro: qué capacidad grande de sugerir, de dejar ver, pero no del todo; y a veces el narrador descubre por un momento la cortina... me parece que a veces ni siquiera importa la palabra, cuanto la imagen que crean: como un haiku.

Fernando dijo...

si en cada cosa que hacemos ponemos la pasión necesaria seguro que tanto en el amor como en aquello que desarrollemos conseguiremos estar satisfechos...besos Magda.

Carmen Fernández Etreros dijo...

La hermana de Sándor Márai es un a novela sublime. Sus palabras sobre el amor y la enfermedad marcan. 'El último encuentro' y 'Divorcio en Buda' también son novelas para no olvidar. Salamandra ha publicado muchas de las obras de Márai.

Un abrazo

Magda Díaz Morales dijo...

Y sí, Fernanda, sabias palabras sobre el amor. En la novela es muy especial la relación con "la hermana", la monjita que lo cuida en el hospital. La relación con E, lleva al protagonista a la enfermedad, una especie de esclerosis. La tensión de la misma relación afecta el cuerpo. Él pianista se lleva también con el esposo de E. Es todo un despliegue muy interesante.

Magda Díaz Morales dijo...

Es un gran narrador el que cuenta en las novelas de Márai, Malvisto. Esas imágenes que dicen más que muchas palabras. Especialmente me gusta que de pronto, sin imaginar, salta la sorpresa, eso que nunca pensabas que pasara, pasa. O de pronto surge un personaje inesperado que parece insignificante y viene a ser el más importante. O los pre-textos que usa tan importantes dentro de todo el desarrollo de la novela, como en ésta y en 'La herencia de Eszter'. Ahora veré en 'El último encuentro'.

Magda Díaz Morales dijo...

Si, lo que dices es acertado, Fernando.
En esta novela el tema de la enfermedad y cómo lo desarrola, es impactante. Desde el día que él siente que algo sucede, que algo "distinto" pasa y que aunque no tiene la certeza de lo que sucede algo dentro de él le dice que a partir de ese momento su vida ya no será la misma, hasta ese tiempo en el hospital en el que recibe medicamentos, drogas para el dolor, y tantas cosas alrededor de ese ambiente hospitalario y enfermo tan fuera del mundo para quien lo vive. Es una novela que se vive junto al protagonista.

Fernando García Pañeda dijo...

Como amante de la música, La hermana me pareció estupendo, insuperable en sus apreciaciones sobre el poder de la música y la fuerza irresistible de su creación... y sobre la insatisfacción que genera la pasión desmedida.
Tengo que leer más cosas de Márai.
Un saludo.

Magda Díaz Morales dijo...

Fernando, te recomiendo mucho que cuando tengas un tiempo disponible, leas el artículo de Brizuela que está aqui abajo, es un buen texto sobre Márai. También te recomiendo especialmente, si no lo has leido, a Kertész, otro de los escritores húngaros maravillosos. Kertész es espléndido.

Hilvanes y Retales dijo...

Reconozco que Sandor Marai me ha pasado desapercibido. Por vuestros comentarios veo que tiene una gran sensibilidad. Anoto los títulos para futuras lecturas. De Kertész estoy leyendo a ratos y a saltos el Kaddish por el hijo no nacido. NO consigo abanzar por cuanto de duro hay detrás de cada palabra.

Magda Díaz Morales dijo...

Que pena, no tengo 'Kaddish por el hijo no nacido', ese Kaddish u oración a los judíos muertos. Puedo imaginar lo sobrecogedor que debe de estar el libro. Leí en una reseña que se muestra esa negativa a ser padre, "destino y dios de otra persona", para que no le ocurra a otro niño lo que le pasó a él... Uf, es impactante, nada más de pensar en estas palabras uno se estremece.

El libro lo quiero comprar en cuanto lo encuentre. Todo lo de Kertész que he podido leer hasta ahora me ha fascinado. Márai es también un gran escritor, sin duda, cuando lo leas te va a gustar, seguro.

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