24 de abril de 2008

Nieve: Maxence Fermine

Maxence Fermine, Nieve (Barcelona: Anagrama, 2006)

No debe de ser agradable escribir una novela y que venga alguien y diga: "medio me gustó" o "tiene cosas que se salvan, pero..." o "¡y va en la sexta edición!". Esto pensé al inicio de esta novela. No había leido nada de este escritor y la compré por esto mismo, para conocerlo. Nieve es su primera novela, contaba con 31 años cuando la publicó y según parece tuvo gran acogida. Es una novela corta, escrita con simbolismos, metáforas, es, digamos, prosa poética. También me pareció como si existiera la intención de escribir un haiku, como si toda la novela quisiera serlo. Lo que en mi opinión salva a esta obra, que a los amantes de la poesía les va a fascinar, son las reflexiones que leemos sobre la poesía y el arte, definiciones colmadas de admiración y sentimiento, dichas con imágenes plenas de belleza.

Yuko Akita, el protagonista, tenía dos pasiones, con esta información se inicia la historia: El haiku y la nieve:

El Haiku es un género japonés. Es un breve poema compuesto por tres versos y diecisiete sílabas. Ni una más.

La nieve es un poema. Un poema que cae de las nubes en copos blancos livianos. Ese poema viene de la boca del cielo, de la mano de Dios. Tiene un nombre de resplandeciente blancura. Nieve.

Poco después nos enteramos de que también veneraba el número siete. El padre de Yuko era sacerdote sintoísta, vivía al norte de Japón. Fue quien le enseñó a su hijo el arte de componer haikus, entre otras cosas. Cuando Yoko cumple diecisiete años, corría el año 1884, llega el momento en que tiene que elegir un oficio. Desde hacía generaciones, nos cuenta el narrador, los miembros de la familia Akita se dividían entre la religión y el ejército. Pero Yuko no quería ser ni lo uno, sacerdote, ni lo otro, guerrero. Quería ser poeta, hecho que al padre no le causa alegría: "La poesía no es un oficio, la poesía es un pasatiempo. Un poema es agua que corre. Como este río", le manifiesta. Yuko, pues, escribía haikus (siempre en pergaminos de seda) y tenía siete gatos. Le había prometido a su padre que escribiría solamente setenta y siete haikus cada invierno. El resto del año, se quedaría en casa y olvidaría la nieve.

Un día de primavera, un poeta de la corte Meiji visita a Yuko, se había enterado de los poemas que escribía. Como el hijo del sacerdote no estaba, el padre muestra al poeta de la corte los poemas escritos del hijo:

Cuando concluyó, el sacerdote vio que tenía los párpados perlados de lágrimas.
-Son magníficos. Nunca he leido nada semejante. Creo que cuando yo me vaya de este mundo el emperador podrá nombrar a su hijo poeta oficial de la corte.
El padre de Yuko, loco de alegría, se arrojó a los pies del alto dignatario.

Sin embargo, al señor de la corte le preocupaban dos cosas, aunque la obra del jovencito lo había dejado impresionado por su belleza. La primera: "La escritura de su hijo es desesperadamente blanca. Casi invisible. Debe de aprender a colorear sus poemas". La segunda: "¿Por qué la nieve?".

Yuko se encoleriza cuando el padre le refiere los comentarios del poeta de la Corte: "¿Qué sabe él de pintura y de sus colores? Hay diez mil maneras de escribir, dies mil maneras de pintar un poema, pero para mi todas tienen que ver con la nieve. Iré a ver al emperador cuando haya escrito diez mil sílabas, diez mil sílabas de sorprendente blancura. Ni una menos".

Así, llega la próxima primavera y con ella el retorno a la casa de Yuko, del poeta de la corte. Hablan los dos y el poeta anciano le pide a Yuko vaya a ver a Soseki, su maestro, él es quien le enseñará a pintar los poemas pues posee el arte absoluto: "escribe maravillosos poemas y piezas musicales, pero por encima de todo es pintor":

La poesía es, dice el poeta de la corte, por encima de todo, la pintura, la coreografía, la música y la caligrafía del alma. Un poema es a un tiempo cuadro, danza, música y escritura de la belleza. Si quieres llegar a ser un maestro, tienes que poseer los dones del artista absoluto. Tus obras son maravillosamente hermosas, danzarinas, musicales, pero blancas como la nieve. Les falta el color, la pintura. No eres pintor Yuko. Este es tu punto flaco. Y por eso, sino me escuchas, tu poesía permanecerá invisible para los ojos del mundo.
Pero se me olvidó comentar, que el poeta anciano de la corte no llega solo a la casa de Yuko, lo acompaña una joven "de deslumbrante belleza, apasionada por la poesía. Tenía la piel clara y los cabellos negros como la noche"...

¿Será necesario ser pintor para pintar un poema? ¿qué significa pintar un poema? ¿poseer el conocimiento de todas artes, hace a su poseedor un artista absoluto?



Les recomiendo mucho el nuevo espacio de Enrique Bustamante: Crónica de un hombre solo.

También quiero dar las gracias a Victor Esparza.

11 comments:

Noemí Pastor dijo...

Me ha recordado a "El pabellón dorado", de Mishima.
Precioso el poema de Gelman que has seleccionado.

Mamen dijo...

Es importante la llegada de la hermosa joven ¿no?. Pintar un poema podría ser eso, al saborear y vibrar de pasión,de amor y desamor humano, luego, esa vivencia y conocimiento te puede hacer visible al mundo,por empatía.
No sé. Me leeré Nieve y ya te diré.
Un saludo.

39escalones dijo...

Lo desconocía por completo. Gracias por comentarlo. Siento gran atracción por lo japonés, y seguro que da para mucho.
Un abrazo

Fernando García Pañeda dijo...

Creo que todas las artes, o todas las formas de asumir las artes están relacionadas entre sí; pintar un poema, esculpir una melodía, narrar una pintura... me recuerda al espíritu renacentista y a la pasión enciclopedista. Quererlo todo y ser en todo.
Nieve. El título tiene un gran competidor con la gran novela de Pamuk. Pero me gusta la idea de unir dos culturas tan distintas a través de un símbolo. Querer ser en todo.
Un abrazo, Magda.

Anónimo dijo...

Sí Noemí, igualmente me parece que el poema de Gelman es precioso.

Qué manera tiene de decir las palabras, cómo les da sentido, parece que las toca con la piel, con la mirada, con la pasión por la vida. Es una maravilla que quepa tanto talento en una persona. Oyendo hablar a Gelman de sus poemas, podría pasarme toda la vida.

Anónimo dijo...

Justamente es lo que también pienso, Mamen. Creo que es el amor, la pasión, el amar, lo que da al espíritu ese color para que el escritor "pinte" su obra. Como que la experiencia es lo que hace la diferencia.

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La novela tiene enorme influencia oriental, Alfredo.
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Si, es verdad Fernando, no había pensado en esa idea del espíritu renacentista... Cuanto más se podría hablar sobre esta reflexión del arte que se da en la novela.

Igualmente para ti, un abrazo.

Anónimo dijo...

Gracias por en el enlace, Magda. Un fuerte abrazo.

Enrique

Anónimo dijo...

Precioso post, desconocía muchas cosas que nos comentas, yo en mi ignorancia voy haciendo algún haiku que voy asociando a la Naturaleza, claro que al ser de ciencias mis palabras son escasas.
Saludos

Magda Díaz Morales dijo...

Querido Enrique, qué gusto verte aquí.

Gracias a ti.
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Los Haikus me parecen muy dificiles de hacer, Jubilado, y he leido algunos tuyos y me parece que son muy buenos. No importa que seas de ciencias, tienes el talento y la sensibilidad, eso es lo importante.

albalpha dijo...

Pintar un poema...darle vida, pasión y no me refiero unicamente a pasión sexual sino a sentir vehementemente. Como dice Fernando sería lo mismo que narrar una pintura. Una imágen por bella que sea sin un sentido detrás de ella se queda a medio camino.

Abrazos
Alba

Anónimo dijo...

También creí que me había confundido de lugar… Muy buena la presentación. (Echo de menos el hechizo del dibujo de la parte superior derecha…)

Leí Nieve después de haber leído Seda, y encontré muchas similitudes entre ambos libros. Casi me gustó más el buen hacer de Maxence Fermine.

Y decirte que, aunque navego bastante menos, sigo leyéndote.

Un abrazo afectuoso, Magda.
c.

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