25 de marzo de 2009

Fallece el hijo de Sylvia Plath

Si la depresión es hereditaria o no ¿cómo saberlo? Lo que si es posible es lamentar el suicidio de Nicholas Hughes, hijo de los poetas Ted Hughes y Sylvia Plath que, como recordamos, deprimida por el rompimiento con su esposo tomó la decisión de quitarse la vida dejando abiertas las hornillas de la estufa, en su casa de Londres.

Nicholas Hughes era un notable investigador de la fauna marina de Alaska, según se lee en los diarios. Dicen estas notas que "durante muchos años fue denostado –sobre todo por organizaciones feministas– por haber supuestamente provocado el suicidio de su mujer con sus infidelidades. A saber...

Cuando Sylvia Plath se suicidó tomó la precaución de sellar con toallas mojadas la puerta de la cocina, para no afectar a sus hijos Nicholas y Frieda, de uno y dos años de edad, respectivamente, a quienes dejó abrigados y dormidos en el cuarto de al lado, y con galletas y un vaso de leche para cada uno. A pesar de toda la atención mediática que recibió el caso, Hughes mantuvo oculta la verdad a sus hijos hasta que éstos llegaron a la adolescencia.

Seis años después, como si se tratara de una pesadilla recurrente, la compañera del escritor, Assia Wevill –quien en su momento fue esposa de su amigo el poeta David Wevill–, se quitó la vida de la misma forma que Plath: intoxicándose con gas, sólo que en esta ocasión también murió la hija de Ted y Assia, Shura.

A causa del dramatismo de la historia familiar –que incluso fue llevada al cine en 1993–, muchos de los comentarios giran más en torno de los suicidios que del talento literario de Sylvia Plath o su ex esposo, quien murió de cáncer en 1998.

Nicholas Hughes fue recordado por su hermana Freida como una persona amable y un amigo fiel".

16 comments:

Libre dijo...

Qué triste todo.

Magda Díaz Morales dijo...

Y vaya que sí es triste. Una tragedia familiar que no es nada sencilla de entender y que hablando de ella se puede caer en situaciones amarillistas (y chisme). Por ello solo es pertinente lamentarla.

Gabriel Ramírez dijo...

Lamentar y no intentar comprender, no hacerse preguntas ni buscar explicaciones. Lo sé por experiencia propia.

Anónimo dijo...

¿por qué a veces parece que el precio del genio es la tragedia? yo no quiero, pero no por ello renuncio al genio

un beso

Sergio Astorga dijo...

Magda, tragedia y voz.
"The city waits and aches.
The litte grasses
crack trouht stone, and they are green whith life"
Three Women, Sylvia Plath.

Silencios.
Sergio Astorga

princesadehojalata dijo...

Nunca hubiera pensado que un investigador de la fauna marina de Alaska terminaría suicídándose. Se me hace raro.

Argénida Romero dijo...

Lamentable. Esas frisuras de la vida, esas rendijas desconocidas de lo que somos y de destino que nuestros pasos pueden tener son y serán un silencio inescrutable.

Baakanit dijo...

Es lamentable que esto ocurra, su mamá se suicidó, su papá también y su madrastra también.

Esta cadena de suicidios me ha hecho recordar la trágica vida de los Quiroga.

Ferragus dijo...

Qué libre la mirada de aquel niño en la fotografía.

Anónimo dijo...

Puede, y digo puede, que ver que tu referente no tuvo miedo a dar ese paso, te impulse a hacer lo mismo. Es absurdo intentar buscar respuestas. Pero cuando uno se halla a la deriva, tal vez la frustración, tal vez la tristeza, tal vez querer acompañar a quien te falta, tal vez querer escapar. Sí parece que talento y tragedia vayan de la mano... tantos son los que se equivocan...

J.T.Parreira dijo...

Interessante e fundada análise, permita-me que em parte a transcreva no meu blog literário Poeta Salutor.
Este blog tem traduzido o seu profundo apreço por tudo o que concerne a Sylvia Plath.
JP

Magda Díaz Morales dijo...

Muchas gracias por su visita y comentarios.

SONIA FIDES dijo...

Yo creo que ha sido una cuestión de lealtad hacía su madre, un "Mama, aunque nadie te haya entendido, yo siempre he estado de tu parte.

Un abrazo súper, Magda.

WODEHOUSE dijo...

Qué triste, esas cosas suelen ser genéticas. La foto es ideal.

ángel dijo...

¿Se paga tan caro (depresión y suicidio) la brillantez intelectual, el talento a raudales, también en las generaciones siguientes?

Unknown dijo...

Bueno, también personas que nos son precisamente intelectuales ni muy brillantes se suicidan. Hay una entrevista, creo que en El País, en la que Doris Lessing menciona que Sylvia Plath no se mató por causa del mal de amores, sino por otras razones, y que ese mito sólo es parte de un equívoco y una leyenda algo misógina.

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