"Las habilidades del maestro Edgar Allan Poe para plantear y en algunos casos develar misterios, no se remitían únicamente a su magistrales cuentos, pues las llevó también a la práctica cuando en 1836 intentó desenmascarar a, “El Turco”, un autómata (el termino robot no existía como lo conocemos hoy) cuya principal cualidad era la de jugar ajedrez, derrotando entre otros adversarios a Napoleón II. “El Turco” fue creado por el húngaro Wolfgang von Kempelen en 1769 , quien se encargó de recorrer Europa con su criatura ajedrecista dando mates por donde pasaba.
En 1804 “El Turco” quedó huérfano, y tiempo después, el inventor alemán, Johann Nepomuk Mälzel, compró al inteligente títere para arrancar con él una gira por Estados Unidos, la cual tuvo gran éxito y pronto algunas copias burdas del autómata empezaron a surgir. El éxito que Mälzel y su máquina sumaban hizo sospechar a algunos periodistas y mentes incrédulas, como la Poe, quien se dio a la tarea de investigar sobre el caso y publicar sus hipótesis en su ensayo. “El jugador de ajedrez de Maelzel" (“Maelzel's Chess Player") en donde expone las complicaciones mecánicas, matemáticas y filosóficas que una máquina tendría que sortear para jugar una partida de ajedrez sin ayuda de una mente, por lo menos humana.
Por supuesto en nuestra época cualquier explicación podría resultar sobrada e innecesaria, la tecnología ha llegado a tal punto que, nos podemos creer lo que sea y no desde un punto de vista mágico, sino tecnológico, pero en los tiempos de Poe, donde lo milagroso aun reinaba sobre lo científico, cualquier explicación se agradecía, y más, si era tan detallada como la descrita en el texto del maestro de Baltimore, quien logra una sencilla pero didáctica comparación entre la máquina de computo de Charles Babbage y el ya famoso “Turco”, argumentando que por más sorprendente e ingeniosa que sea la primera, ésta necesita de la introducción de datos precisos para dar un resultado único, a diferencia de la máquina humanoide y turca de Maelzel, la cual sin importar los datos recibidos, las posibilidades de respuesta podrían ser múltiples, y que por lo tanto, era casi imposible que una máquina sin nexos con una mente humana pudiera decidir acertadamente entre cientos de combinaciones posibles. Posteriormente, Mr. Poe se extiende en análisis minuciosos sobre los sospechosos movimientos del autómata, deduciendo sus características humanas.
A pesar de su brillante y detectivesco ensayo, nuestro genial escritor no logra tirarle el teatrito a Meazel, pero si lo hacen un par de jóvenes quienes un buen día logran ver a un tipo salir del cuerpo del Turco, resultando ser William Schlumberger, famoso ajedrecista europeo".
Via | Excélsior
En 1804 “El Turco” quedó huérfano, y tiempo después, el inventor alemán, Johann Nepomuk Mälzel, compró al inteligente títere para arrancar con él una gira por Estados Unidos, la cual tuvo gran éxito y pronto algunas copias burdas del autómata empezaron a surgir. El éxito que Mälzel y su máquina sumaban hizo sospechar a algunos periodistas y mentes incrédulas, como la Poe, quien se dio a la tarea de investigar sobre el caso y publicar sus hipótesis en su ensayo. “El jugador de ajedrez de Maelzel" (“Maelzel's Chess Player") en donde expone las complicaciones mecánicas, matemáticas y filosóficas que una máquina tendría que sortear para jugar una partida de ajedrez sin ayuda de una mente, por lo menos humana.
Por supuesto en nuestra época cualquier explicación podría resultar sobrada e innecesaria, la tecnología ha llegado a tal punto que, nos podemos creer lo que sea y no desde un punto de vista mágico, sino tecnológico, pero en los tiempos de Poe, donde lo milagroso aun reinaba sobre lo científico, cualquier explicación se agradecía, y más, si era tan detallada como la descrita en el texto del maestro de Baltimore, quien logra una sencilla pero didáctica comparación entre la máquina de computo de Charles Babbage y el ya famoso “Turco”, argumentando que por más sorprendente e ingeniosa que sea la primera, ésta necesita de la introducción de datos precisos para dar un resultado único, a diferencia de la máquina humanoide y turca de Maelzel, la cual sin importar los datos recibidos, las posibilidades de respuesta podrían ser múltiples, y que por lo tanto, era casi imposible que una máquina sin nexos con una mente humana pudiera decidir acertadamente entre cientos de combinaciones posibles. Posteriormente, Mr. Poe se extiende en análisis minuciosos sobre los sospechosos movimientos del autómata, deduciendo sus características humanas.
A pesar de su brillante y detectivesco ensayo, nuestro genial escritor no logra tirarle el teatrito a Meazel, pero si lo hacen un par de jóvenes quienes un buen día logran ver a un tipo salir del cuerpo del Turco, resultando ser William Schlumberger, famoso ajedrecista europeo".
Via | Excélsior
14 comments:
Hay un libro del 2007, LA MÁQUINA DE AJEDREZ - Robert Löhr, que precisamente recrea esa leyenda.
Saludos,
Buena historia, carente de repercusiones filosóficas pero buena al fin y al cabo. Te seguiré. Suerte.
Te felicito por el contenido de tu blog.
Saludos.
Recuerdo aquel chisme que le ganó un partida a Kasparov, no recuerdo su nombre. Supongo que él también hubiera preferido un títere a una máquina fría y deshumanizada.
Un abrazo.
Podría salir de ahí una hermosa novela, ¿verdad? Por ejemplo, un turco herido de amor tratando de dar mate al mundo...
Un abrazo.
ME he quedado prendado con tu blog, sigue así, ahora mismo te añado en mis enlaces y me hago seguidor tuyo...
Esto recuerda el famoso (y muy posterior) Test de Turing. Por si no lo ubican:
http://es.wikipedia.org/wiki/Prueba_de_Turing
¡Saludos!
que tal!! despues de un tiempo he regresado...
un abrazo..
¡Hola! Te he dado un premio. Si quieres, puedes pasarte a recogerlo en mi blog ;-) UN BESO.
Qué curioso que ahora damos por sentado el poder de las máquinas… pero en realidad siempre hay detrás de ellas una mente humana, o, al menos, un humanoide.
acabo de descubrir tu blog y seguramente acamparé en él algunos días, espero podamos compartir provisiones. saludos
Estupenda historia. Da gusto perderse en ella.
K,
Marta
No conocía la historia.
Tiene una traslación cinematográfica evidente, en uno de los últimos títulos que sobre magos y magia se han llevado a la pantalla.
- No sabía esa anécdota, Alfredo. También supongo lo mismo.
- Saldría toda una novela, Fernando, hasta con historias dentro de la historia.
- Qué bueno que te gustó "Imaginantes", Marta. Tiene videos estupendos, además de que su autor ha ganado varios premios (como comenté alguna vez hace tiempo). El de Carlos Fuentes y Buñuel lo he visto varias veces, y todos. Me gusta mucho este proyecto.
- Gracias a todos por su visita y comentarios.
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