8 de octubre de 2009

Los demonios en el convento: Fernando Benitez

El abrazo carnal (1), el tlazolli, donde los aztecas concebían al principio femenino y al principio masculino como el equilibrio cósmico, pasó a ser narrado por el pensamiento de los sacerdotes que llegaron al Valle del Anáhuac durante y después de la llamada Conquista. Para estos moralistas el erotismo era una “exuberancia nefasta” de la sexualidad. En su texto Los demonios en el convento. Sexo y religión en la Nueva España (México: ERA, 1985), Fernando Benítez nos entrega un recomendable ejemplo de lo que llevaban a cabo estas personas si de erotismo o sexualidad se trataba.

Todos estos cuestionamientos nos provocan actualmente mucha risa y burla, pero trasladémonos en el tiempo y veámonos ante un individuo totalmente ajeno a nosotros que nos lanza lo siguiente:

Imaginemos a un confesor que le ordena a un hombre o a una mujer de cualquier edad arrodillarse, rezar el Yo Pecador y dispararle a quemarropa:

¿Has pecado con mujeres? ¿Era tu madrastra, tu tía, tu hermana, tu suegra, tu sobrina, tu nuera o tu madre la que te parió? ¿Y has desvirgado forzándolas? ¿Y has derramado el semen con tus manos y entonces pensabas en mujeres? ¿Y pecaste con alguna mujer entrambas partes? ¿Y palpaste a alguna mujer con lujuria? ¿Y palpaste las partes vergonzosas de alguna mujer? ¿Y te has palpado las partes vergonzosas? ¿Y has sido alcahuete? ¿Y has sodomitado? ¿Y has palpado las partes bajas de algún hombre con deleitación, queriendo pecar? ¿Y has pecado con alguna bestia? ¿Y has pecado con mujer estando ella como animal en cuatro pies, o tu la pusiste así queriendo pecar con ella? ¿Y metiste los dedos en las partes vergonzosas de alguna mujer? ¿Y has pecado con alguna doncella o mujer derramando tu semen sobre ella, no desflorándola, sino jugando con la longa viril sobre las carnes de la mujer, no penetrándola?
La absoluta antipatía que profesaban por las mujeres aunada a la retahíla tajante que censuraba el placer y dividía radicalmente a la naturaleza del ser humano en cuerpo y alma, teniendo el cuerpo que comportarse como le era mandado hacerlo para que así el alma no fuera condenada a vivir eternamente consumiéndose en las llamas del infierno, fueron, y han sido, los cánones que más han lacerado y constreñido a los seres humanos en todo el mundo. Obviamente es una fortuna que hoy por hoy exista un notable discernimiento sobre la alienación que producen los efectos de una valoración colmada de mitos, preceptos e insidiosas construcciones.

En la vida sensible y carnal no podemos poner en duda que a través del Otro hallamos lugar y sentido, ubicación en el mundo, "confirmo al otro –señala Merleau-Ponty– y el otro me confirma", yo soy para él como él es para mí. El Otro y lo del Otro me seduce y juntos, Yo y el Otro, acoplamos nuestras sensibilidades, nuestros horizontes, nuestros cuerpos, nuestros eros. Pero semejante perorata, es inolvidable.

(1) “Las concepciones mismas de "erótico", de "sexual" y de "amoroso" son difícilmente aplicables a la sociedad azteca. Sabemos que en el mundo occidental tales conceptos son el resultado, en la Edad Media por ejemplo, de una fuerte presión moral del cristianismo con un obvio fondo precristiano. Localizar las categorías del pensamiento propiamente mexica en este terreno supone, de nuestra parte, una actitud crítica con el fin de evitar usar con respecto a un conjunto cultural complejo, conceptos que no le pertenecen". Noemí Quezada, Amor y magia amorosa entre los aztecas (México: UNAM, 1996).

Nota aparte: El nobel de literatura para la escritora rumana, Herta Müller (Nytzkydorf,1953). Sus libros han sido traducidos a más de veinte idiomas. Aunque deseaba fuera para Handke, me parece que fue una buena designación.

6 comments:

Feliciti dijo...

Pues a ver si esos preceptos del yo y el otro no se desvinculan porque en esta era lo individual hasta en el terreno sexual,impera.Como siempre un auténtico placer Magda.

Orlando dijo...

Que locos estaban estos sujetos, pobre gente la que tenía que tratar con ellos. Me parece que eran friustrados sexuales, que espanto.

Ferragus dijo...

No sé si llegaron a ser efectivas esas medidas, pero creo en la honestidad del empeño. Intuyo que la vida sexual en aquella época fue mucho más sana y plena que en nuestros días. Hoy, la sexualidad, es materia de mercado, haciéndola bastante menos libre

Magda Díaz Morales dijo...

Sí llegaron a ser efectivas estas medidas, desafortunadamente. La ideología judeo-cristiana a comandado al mundo occidental durante poco más de dos mil años. Su efectividad es en crear conceptos que han regido al ser humano: pecado, culpa, honra, virginidad, no cuidarse para tener familia, y etc., etc. Todo ello, y más, han heredado al mundo.

No creo que la sexualidad de aquella época, siglo XVI en adelante en México, haya sido más sana y plena que actualmente. Recordemos, tan solo por decir un hecho de entre tantos, todos los niños aun no nacidos que hallaban enterrados debajo de los conventos.
Y, además, ese machismo que guarda esta ideología ha hecho tanta cosa tan espantosa en el mundo...

Ferragus dijo...

Contemporizo con tu mirada, Magda; sin embargo, persiste en mí aquella intuición que habla, en términos generales, de una sexualidad más sana que la actual.
Besos.

Magda Díaz Morales dijo...

Muchas gracias por su visita y comentarios.

Un abrazo

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