18 de enero de 2006

Lodo: Fadanelli

En Lodo, del escritor mexicano Guillermo Fadanelli, el escéptico y cínico profesor de filosofía Benito Torrentera, narrador-personaje, es todo un caso: con humor, ironía, mofa, cinismo, nos cuenta su historia y la de los demás. Este sujeto semiótico utiliza un humorismo que hay que destacar, baste un ejemplo: “Me gustaría ser como cualquier sueco que le otorga al acto de coger un valor semejante al de lavarse los dientes. El amante latino tiene entre los blancos buena fama porque sólo está pensando en el sexo, no porque sea un buen amante. No es cuestión de técnica o temperatura, sino de obsesión”.

Considero que una de las riquezas de esta novela, entre muchas otras, son los acontecimientos contados en los relatos segundos o metadiegéticos (unas veces son cortos y otras veces son muy largos). Esta metaficcionalidad narrativa redescribe la realidad que presenta el narrador-personaje como circundante y que distingue sin otorgar juicios dramáticos o sufrir ante los hechos, simplemente la acepta y discurre sobre ella. Las historias dentro de la historia o relato primero, nos otorgan la sensación de que nosotros, como lectores, participamos dentro de la narración.

Al terminar de leer la novela percibí los ecos de Lolita de Nabokov, y no solamente porque Torrentera sea un profesor cincuentón y obsesivo por Eduarda, la jovencita asesina del Seven Eleven…