28 de febrero de 2006

El giro semiótico: Paolo Fabri

Cuando nos acercamos a un texto literario con el fin de realizar un artículo o un ensayo a través del análisis de su discurso, podemos tomar como herramienta a las posibilidades que la semiótica nos ofrece. En especial cuando tenemos la convicción de que realizarlo de esta forma permite más solidez en nuestra interpretación. Adentrarse en la semiótica es ingresar a un mundo casi infinito. Se sabe que se empieza con Saussure, pero no se sabe con quien se acaba o si se acaba, son muchos los teóricos que nos brindan sus estudios. Así que podemos seguir y seguir o quedarnos trabajando con un grupo o sólo con un teórico o, quizá, no pasar de uno. Es un fascinante camino que exige muchas horas de estudio, pero es mucho más lo que da.

Sin embargo, la semiótica contemporánea se topó con un serio problema: la afectividad en el lenguaje. Podía analizar las relaciones, acciones, significantes, significados, niveles narrativos, referentes, etcétera, pero no ha sido fácil dar cuenta de la afectividad en la problemática del signo. En su libro El giro semiótico, Paolo Fabri nos recuerda a Roland Barthes y su Fragmentos de un discurso amoroso, fue uno de los primeros intentos de incluirla. Dice Fabri que Barthes fue a buscar en Lacan lo que no encontró en Saussure, esto no resultó muy bien para la integración de la afectividad con los problemas de la significación.

Los personajes de una novela piensan y cometen acciones (actos de sentido a través de palabras, gestos, movimientos, situaciones), pero también tienen pasiones, ¿acaso las acciones no producen efectos en el otro? Separar la razón de la pasión no es nada sencillo aunque pudiera parecerlo, para ello, apunta Fabri, "había que elaborar y pensar de nuevo in toto la dimensión de la pasión, algo a lo que desde hace algun tiempo se dedica la semiótica". ¿Cómo pueden traducirse las emociones de otro?

El giro semiótico es un estudio muy interesante sobre las concepciones del signo a través de la historia. Fabri toma giro en el sentido que Nietzsche le da a este término.

8 comments:

Anónimo dijo...

Por fin te vuelvo a encontrar, Magda. Me alegro mucho verte escribiendo de nuevo. Y tambien de la noticia de Margo Glantz a quien quiero y respeto...
Saludos

Magda Díaz Morales dijo...

Álvaro, yo también me alegro mucho de verte. Siempre bienvenido, ya no te pierdas. Un abrazo para ti.

Anónimo dijo...

Interesantísimo post(describes muy bien la dificultad que entraña la semiótica).
(Sobre mi blog tranqui que ya volverá).
Un abrazo grande y deseo que la alegría sea tu pentagrama.

Magda Díaz Morales dijo...

Ah, Toshiro, pensé que te habías ido, me asusté.

Anónimo dijo...

La semiotica me parece interesante pero tambien un poco complicada, ¿Me darías un consejito para tratar de comprenderla un poco mas ya que la tengo que rendir?
Bueno besos y como siempre impecable tu blog.
Besos
(Analia)

Magda Díaz Morales dijo...

Si, Analía, la Semiótica no es facil, pero una vez iniciado el camino, te atrapa.

Considero que es esencial tener los dos tomos del Diccionario de Semiótica de Greimas-Courtés, están en Gredos, seguro te serán muy útiles.

Saludos para ti.

Anónimo dijo...

Un libro precioso el de Barthes. Muy recomendable para semiólogos enamorados, y sobre todo para semiólogos convalecientes de los males de amores. A amantes no semiólogos... bueno, mejor que les den un ratito con lo que aman.

Magda Díaz Morales dijo...

Y vaya que sí, José Ángel, es bello el libro de Barthes, pero hasta para los no semiólogos ;)

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