18 de febrero de 2006

Entrega a la escritura

¿Qué induce a la edad de 33 años a abandonarlo todo para dedicarse solamente a escribir? ¿un profundo amor por la literatura?

“Me encerré en esta casa cuando tenía 33 años para poder crear literatura. Estaba en el pináculo de mi belleza. Renuncié a mi intensa vida social, novios, familia, a todo. Tomé una postura radical, me entregué por completo”, dice Hilda Hilst, en la Casa do Sol su casa de campo cerca de Campinas en el estado de Sao Paulo. “Cuando era joven, ya escribía bien. Los críticos dijeron que era imposible que una joven hermosa pudiera escribir así. Ahora que soy vieja y fea dicen que mis textos no son muy accesibles o que estoy loca”.

En estos más o menos treinta años de reclusión a los que Hilda se ha sometido, se estableció una rutina. “Poco después de levantarme me encerraba en mi estudio con la máquina de escribir y no salía hasta haber escrito cuando menos 500 palabras. Algunos días eran terribles por que no podía escribir y no salía del estudio hasta el anochecer para jugar con mis perros.” En la entrada de su despacho hay un reloj con las manecillas rotas y una inscripción que nos informa: “Es más tarde de lo que crees”.

23 comments:

Magda Díaz Morales dijo...

En el castpost canta Lila Downs. La melodía la interpreta en su lengua indígena materna (zona de Oaxaca, México). La canción se llama "Yunu yucu ninu".

La página de Lila Downs es: http://www.liladowns.com, pronto se presentará en Madrid.

Antonio Tausiet dijo...

Escribir, escribir, escribir... Qué otra cosa se puede hacer. Eso es lo que se debe hacer, lo que se puede hacer, escribir, escribir, escribir, no hay nada más. Hilda somos todos. Los que no nos imponemos una rutina también.

Diego Zúñiga dijo...

He leído alguno de tus post. Me sorprendió ver a mi compatriota, María Luisa Bombal, citada. Obviamente que acá nadie la lee, o casi nadie. Otra cosa que me llamó la atención, o que me dio envidia, fue que en España los libros llegan extremadamente más rápido que a nuestro continente. Nosotros leemos siempre atrasados. A pesar de eso no nos desalentamos.
Si hay tiempo, date una vuelta por mi blog, algo hay...
Saludos

Magda Díaz Morales dijo...

Querido Antonio, yo intento sí imponerme una rutina para trabajar, sin embargo me doy cuenta de que ¡no hago otra cosa casi todo el día!

Tus palabras son muy ciertas: "Hilda somos todos...".

Magda Díaz Morales dijo...

Aqui si se lee a Bombal, Diego, y también tenemos la fortuna de que los libros no nos llegan atrasados, sino al par que España y otros hasta antes (como en España a veces algunos les llegan antes).

Bienvenido, muchos saludos.

Anónimo dijo...

Qué hermosas palabras. Siempre he creído que el arte de escribir es más un oficio que otra cosa: se necesita talento y mucho pero que mucho trabajo.
Un abrazo Magda

arrebatos dijo...

Dejarlo todo.
Se dice rápido pero produce vértigo sólo de pensarlo. Abandonar todo por un objetivo, sea cual sea, es un sueño que todos hemos tenido alguna vez y que raramente se materializa.
Creo que fue en boca de Antoni Tàpies, el artista catalán, que escuché algo así como que todos somos artistas, todos podemos crear algo. La diferencia entre los verdaderos artistas y los que no lo son sólo radica en el hecho de ponerse manos a la obra. Quizás sea cierto. Eso o que las musas, cuando vengan, me encuentren trabajando.

Anónimo dijo...

Hola Magda: Qué vida tan curiosa la de Hilda Hilst. Me recuerda que en la literatura escritores como José Saramago han publicado ya en plena madurez. Debe haber más ejemplos.
Y es una decisión de mucho valor siempre y cuando se tengan los medios para poder renunciar a todo para emprender esa empresa creativa.
Saludos.
H.L.

Anónimo dijo...

¡qué buena lila downs!

y sí, otr@ maldit@ por la escritura. y luego dicen de la maría...

besos repetidos linda!

Anónimo dijo...

Entiendo perfectamente la decisión de Hilda. Al día le faltan horas para hacer todo eso que HAY QUE HACER y además sumergirnos en la escritura, ese dolor y ese placer.
Un beso.

Anónimo dijo...

Pues yo disiento. Si la vida de Hilda era realmente tal y como la describe, era una pobre vida muy vacía, por muy llena de palabras que estuviese. Toda adicción es mala por lo que nos encierra en un mundo estrecho, y la adicción a las palabras puede ser engañosa, pues creando mundos imaginarios es en realidad una adicción a nosotros mismos. Así que, ¡a ventilar el estudio un poco, y paseo obligatorio!

Orlando Muñoz dijo...

Todo es riesgo, sin embargo. Escribir. No escribir. Asentir. Disentir. Encerrarnos. Salir a caminar. Nos jugamos la vida a cada instante. Para regocijarse o sufrir. Nadie puede darte la fórmula mágica de la felicidad. Porque nadie puede reemplazarte el alma, los deseo, los temores, la voluntad. Los caminos de la plenitud del ser, como los de su desdicha, son heterogéneos, indeterminados. Como también variopintas las opiniones, las decisiones, los dictámenes. Hay tantos caminos por recorrer… La literatura es tan sólo uno de ellos. Para muchas personas, efectivamente, un estudio puede ser una prisión; pero para otras, y así dan testimonios, una biblioteca puede ser el paraíso…

el pajaro guarandol dijo...

Magda, Me conmovio mucho la imagen del reloj con las manecillas rotas. Es curiosamente alentadora.Pienso en Hilda Hilst (a quien no conozco)y pienso en Rimbaud abandonando la escritura a los veintipoquitos anos. Siempre estamos tarde.
En otra nota: me encanta tu blog y me gustaria incluirlo en mis enlaces. te parece? Mille grazie.

Anónimo dijo...

Quien tuviese la gallardía para hacer eso?, un loco?, un obseso?, un artista?.
Que sana envidia

Anónimo dijo...

Un inciso final: Me encanta la sorpresa que significa ver fotos varias ilustrando tus maravillosos textos. Un abrazo fuerte para tí

Anónimo dijo...

El que escribe, de alguna manera, lo hace para ajustar cuentas. ¿Con la vida? ¿Consigo mismo? Eso ya es para otro post... Saludos.

Miguel Ángel Muñoz dijo...

Un gesto radical. Sólo puede salirse triunfante de él si no se espera nada a cambio. Y si no llega nada a cambio, paradójico, la sensación de fracaso puede aplastar. Siempre, aun cuando la autora triunfe de algún modo, le quedará la extraña sensación de que algo falta.
Un gesto radical. Sí.
Un saludo.

El Alde dijo...

Bastante sorprendente, Magda. Aunque puede ser una buena manera para crear literatura, pienso que en el equilibrio está la clave. Me explico: muchas experiencias vitales de cuando haces un viaje, o simplemente estás con tus amigos, pueden inspirar grandes obras, y eso es un campo del que por lo visto no podrá haber sacado mucha información, porque al haberse auto-recluido.

De todas formas buscaré algo de esta escritora para poder opinar mejor, y no dar una opinión tan genérica.

Un beso

AOV dijo...

Oye Magda, esta señor Hilda debió tener una fortuna considerable para remitirse de esa forma, ¿de qué sobreviviría entonces? Interesante su historia, buscaré algo de su material.

Magda Díaz Morales dijo...

Toshiro, Antonio, Arrebatos, Héctor, Armando, Aldebarán, Inésmara, Roberto, Aleroh, Salomón, Pájaro, Peregrino, Carlos, José Ángel, Roberto, Santino, muchas gracias por sus comentarios. Un abrazo para cada uno de ustedes.
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Jio, que bueno que te ha gustado Lila Downs, un dia de estos te pongo unos boleros, los canta precioso ;)
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Ana, totalmente de acuerdo. Ojalá que el día tuviera más de 24 horas, o, al menos, tuviéramos la posibilidad de no cansarnos ni de darnos sueño.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

...Es difícil establecer normas, cada cual escribe por causas propias. Hoy, ganarse el sueldo con un trabajo y escribir, puede compaginarse a la vez. La obligación y la rutina son dos enemigos del escritor...
SALUDOS, MAGDA: LeeTamargo.-

emejota dijo...

Llega un momento en que, efectivamente, es más tarde de lo que crees, aunque el tiempo no se recupera con 500 palabras al día. Bonito post, Magda.

Un abrazo

Magda Díaz Morales dijo...

Si, el tiempo no se recupera con 500 palabras al día, pero si yo escribiera 500 palabras al día, por lo menos, besaría al tiempo y él a mi ;)

Gracias, mariano.

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