18 de mayo de 2008

El último encuentro: Sándor Márai

Sándor Márai, El último encuentro Trad.: Judit Xantus Szarvas (Barcelona: Salamandra, 2007)

"Quien no acepta los detalles, probablemente es que lo quiere todo, absolutamente todo"

La crítica ha repetido que El último encuentro de Sándor Márai, habla de la amistad. Y sí, habla de ella, de lo que significa y del valor que posee. Pero también habla de la no amistad y, tal vez, de su inexistencia. El último encuentro es la novela que hasta ahora más me ha gustado de este escritor húngaro, es una estupenda novela. Mientras se lee, podemos casi oler esas flores de lavanda que crecen en los jardines del Castillo de Buda o imaginar cómo serían esas fiestas que se realizaban en la mansión del protagonista (un castillo en Hungría, al pie de los Cárpatos) a las que incluso asistía el emperador de Austria, que era rey de Hungría, o viajar a Viena y ver pasar a nuestro lado a la emperatriz Sissi (que en 1867 fue coronada reina de Hungría, y celebró su victoria con el Tratado de Reconciliación, que concedía cierta autonomía a Hungría bajo la corona de los Habsburgo), caminando en silencio con una sombrilla en la mano...

Es la época del imperio austro-húngaro. Inicia la novela tiempo después, ya las cosas han cambiado, el esplendor está en decadencia. El protagonista, Henrik, un general retirado del antiguo ejercito astro-húngaro, tiene 75 años y está solo, sus seres queridos han muerto, vive nada más acompañado en su mansión, que fuera de sus abuelos y de sus padres, por Nini, la anciana nodriza que desde niño estuvo a su lado. Instalado en este aqui y ahora narrativo, un narrador en tercera persona, que todo lo sabe y lo ve, nos cuenta la niñez, la adolescencia, la juventud, la edad madura del general. Por él, nos enteramos de esa amistad que nace en la infancia entre Henrik y Konrád. El primero, Henrik, era burgués, hijo de un capitán de la guardia imperial húngara y una condesa francesa. El segundo, Konrád, no tenía dinero. Su padre era funcionario del estado de Galitzia y su madre era polaca. Konrád, amaba la música (era pariente de Chopin, además). Henrik, no. Los dos estudiaron en la Academia militar cerca de Viena. Y desde que se conocieron a los diez años, supieron que su encuentro prevalecería durante toda su vida.

Henrik, se casa con Krisztina y es Konrád, quien se la presenta. Konrád, pasa mucho tiempo en la mansión de su amigo, los dos son como hermanos. Un día, despues de ir de caza y cenar en casa de Henrik, Konrád se va para siempre. Pasan cuarenta y un años para que los dos amigos se reencuentren justo en el mismo lugar donde se vieron por última vez, el castillo de Henrik. Mientras cenan, brotan muchas cosas, esencialmente la búsqueda de la verdad de los acontencimientos.

Es una novela habitada por la soledad, la melancolía, las descripciones detalladas, la nostalgia de tiempos que se han ido pero que a pesar de ser irrecuperables, viven en el recuerdo. Una obra que deja pensando y sintiendo tristeza por la naturaleza humana...

¿Existe realmente la amistad cuando las pasiones humanas se cruzan en la vida? ¿Por qué el ser humano en ocasiones transgrede los límites del respeto al Otro?

17 comments:

Anónimo dijo...

porque el otro es a fin de cuentas también uno mismo, y no nos damos cuenta de que no respetarle es no respetarnos a nosotros mismos

pero de todo hay, y hay:

amor

Carmen Santos dijo...

Precisamente estoy leyendo este libro ahora. Voy por la mitad y me está gustando mucho cómo describe la amistad entre los dos hombres, sus diferencias de carácter y de situación económica, la familia del general con esa madre francesa que no consigue adaptarse a su nuevo hogar. ¿Y qué decir de las descripciones del castillo cercado por un bosque donde hay osos y lobos, de la fastuosa Viena del Imperio? ¿Y esas reflexiones sobre la vida que Marai introduce con toda naturalidad?
Anoche, como me caía de sueño, lo tuve que dejar en el punto donde Konrad entra en el castillo de su antiguo amigo después de cuarenta y un años y cuarenta y tres días. No pude evitar hojear el libro un poco por las siguientes páginas para matar la intriga antes de irme a dormir, y el encuentro entre los dos hombres promete desvelar suculentos secretos.
Este libro me está pareciendo una obra maestra por su estilo desprovisto de todo lo superfluo, el ritmo ágil y lo que se puede leer entre líneas.
Estoy entusiasmada, pero mejor no me enrollo más, que ya me he extendido mucho.
Un abrazo

Magda Díaz Morales dijo...

-Bienvenida Amor.

-Que grata coincidencia de lectura, Carmen. Ojalá nos pasara lo que a los personajes de la mano de la buena fortuna, de Petrovic, que al leer simultáneamente el mismo libro y a la misma hora, aunque estén cada quien en un lugar, se meten al libro que están leyendo y se encuentran dentro del libro y platican entre si.

entrenomadas dijo...

Hoy precisamente hablamos de la amistad. La de un amigo de largo tiempo al que siempre me ha unido el cariño y el respeto.
Me busco el libro ya.

Un beso,

Marta

Palimp dijo...

No he leído nada todavía de este autor...¿es muy recomendable?

39escalones dijo...

¡¡¡Por fin!!! ¡¡¡Un libro que he leído antes de encontrármelo por aquí!!! A mí me encantó. Es de esas exploraciones en el alma humana que nos hacen ver sus increíbles paradojas. Una antigua amistad llena de silencios y rencores, pero que igualmente posee aún una extraña lealtad. Fenomenal.
Un abrazo

fractal dijo...

Estupenda novela, magnética, profunda, elegante, atrapa de tal modo que es imposible abandonarla, sobre todo en la parte final; un poco triste, sí, como casi siempre Marai.

Hacia la mitad del libro, hay una frase que quizá podría sintetizar la esencia del relato, dice así: "es extraño, pero, en húngaro, estas dos palabras, matanza y beso, ölés y ölelés, son parecidas y tienen la misma raíz..."

Ölelés

(qué preciosa es Budapest)

Susy dijo...

Hace varios años leí ese libro como otros varios de Sándor Márai con motivo de una estancia en Hungría.
LLevas razón, "El último encuentro" es de los mejores pero yo, personalmente, quedé más impresionada con sus "confesiones de un Burgués", como sabes, autobiográfico y como la ciudad donde nació el autor ahora pertenece a Eslovaquia, aproveché para acercarme y ver de cerca las calles y lugares que de niño vió y, la verdad, me hizo muy feliz.
Magda, como ves, vuelvo a tu casa y a la mía en la que te he reservado un lugar de honor.

Un abrazo y gracias nuevamente por todo, que no es poco.

Magda Díaz Morales dijo...

- Te va a gustar el libro, Marta, seguro. Al terminar de leerlo, a mi, no se si a los demás que lo han leido, me quedó una sensación de melancolía, como el pensar que lo que dijo José Vasconcelos (aquello de que "Pueden más...) viene a cuenta...

- Palimp, estoy completamente segura de que te va a gustar este autor.

- Alfredo, me pasa justamente lo mismo que a ti con las películas. ¿Será mi venganza ante mi poco conocimiento cinematográfico?

Magda Díaz Morales dijo...

- Si, muy cierto, Frac. En cuanto inicias la lectura de esta novela, ya no puedes soltarla.

Esta frase que comentas hizo detenerme en ella, tiene mucho que ver en la novela... ¿Y que tal esa descripción que se hace de la nodriza?:

Era como si dijeran: "Qué curioso, existe algo más en el mundo que la egolatría, la pasión o la vanidad. Existe Nini..."

Budapest es maravilloso, asi es.

Ölelés

- Gracias Susy. Te agradezco.

jozko dijo...

Hola!

Bueno, yo tengo que reconocer que Márai no es precisamente uno de mis escritores preferidos. Entiendo que es un buen escritor (muy bueno), pero por su forma de escribir no me llama la atención (si hablamos de literatura húngara de la época me quedo con Kosztolányi, que también está traducido, pero, claro, es una opinión personal). Con esto me refiero, evidentemente, a los libros suyos que he leído, que son sólo unos cuantos. Pero "El último encuentro" (yo leí primero la tradución anterior, creo que de Luis de Caralt, que se llamaba "A la luz de los candelabros") me gustó bastante. Lo que me llama especialmente la atención es la descripción de los sentimientos y el mundo interior de los personajes, también las cosas que sólo insinua o que no dice. Pero bueno, lo leí hace ya mucho tiempo, y hablo sólo por la impresión que me ha quedado en la memoria, así que no quiero decir alguna tontería. De los que yo he leído me ha parecido con diferencia el mejor. Susy comenta el de "Confesiones de un burgués", ...ese, por desgracia, no lo he leído todavía (error, qué menos que haberlo leído al menos en algún viaje a su ciudad natal) pero viendo la buena crítica lo pondré en mi lista :)

Y por lo que a mí respecta, coincido con Frac y Magda, Budapest es maravilloso.

Un saludo desde Pest!

Mamen dijo...

Esta tarde tengo que ir a la librería. Lo buscaré. Me ha apetecido al leer los comentarios.
Gracias.
Cuando las "pasiones humanas" se cruzan en la vida, creo que deja de haber amistad. Es una lástima pero no sabemos o no sé respetar de verdad al otro.
Un abrazo

Magda Díaz Morales dijo...

- Jozko, qué gusto saludarte por estos lares.

Lo que el narrador en la obra de Márai insinua pero no dice, es precisamente de las cosas más interesantes en la escritura de este escritor.

Un abrazo

- También lo creo como tu, Mamen, desafortunadamente es así la mayoría de las veces.

Javier Puche dijo...

Tras leer tu entusiasta reseña, pongo "El último encuentro" en mi lista de lecturas inaplazables. Gracias, Magda, por la recomendación.

Anónimo dijo...

Este es un libro en el que se siente la tensión de los diálogos. Pareciesen apunto de explotar, pero los recuerdos, la lealtad, finalmente la amistad no lo permiten. A mi me gusto mucho.
un abrazo,

Anónimo dijo...

Hola Magda. A mí este libro también me hizo reflexionar sobre el sentido de la amistad y sobre el sentido de la traición. Llegué a la conclusión de que son pocas las personas capaces de cualquier tipo de amor desinteresado, pero existen. Un libro maravilloso que no te suelta hasta que lo terminas. Saludos.
Fran (militeraturas)

Magda Díaz Morales dijo...

- No lo dejes de leer, Javier, verás que te va a gustar, y mucho.

- Esto de la amistad en el libro, Andrés, da para muchas páginas...

- Fran, siempre bienvenido. Pienso lo mismo que tu, esto de la amistad en el libro me dejó pensando en cuando una pasión es capaz de olvidar una amistad ¿existe entonces la amistad realmente?

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