24 de febrero de 2010

La rosa púrpura del Cairo

Hace frío y llueve, dentro de unas horas los vientos serán de 70 a 100 kilómetros por hora, al menos eso han pronosticado. Se han suspendido clases y labores en el trabajo, espero que no se vaya la luz. Y antes de que esto suceda me puse a ver una película que, aunque parezca increíble, no había visto: La rosa púrpura del Cairo de Woody Allen, y vaya que me gustó, es excelente. Hacía mucho que no disfrutaba tanto una película.

La música, el vestuario de época (Nueva Jersey de los 1930) es precioso: Cecilia (Mia Farrow) con tobilleras y sombrero, trabajando de mesera ante la necesidad económica, es la Gran Depresión y todo hace falta, hasta que el esposo se ponga a trabajar pero parece inútil, él prefiere ser vago, tomar cerveza y ser dueño y señor del dinero y la vida de Cecilia. Un auténtico mentecato.

Cecilia es tímida, idealista, sumisa y abnegada. Su único escape de la realidad que vive es ir al cine, especialmente ese día que la echan de su trabajo y descubre que su esposo la engaña en su propia casa. Están rodando en el Jewel La rosa púrpura de el Cairo, y la ve una, dos y hasta cuatro veces, le encanta. De pronto, Tom Baxter, uno de los personajes de la película, se voltea a mirarla y sale de la pantalla para hablar con ella. Esta escena es mágica, inolvidable. Aunque no es la única magia que presenciamos.

El contraste del blanco y negro de La rosa púrpura del Cairo que ve Cecilia (y nosotros) y el color de La rosa púrpura del Cairo que vemos nosotros. La conversación de los personajes, entre ellos y con los espectadores. El entrar y salir de la pantalla del personaje Tom Baxter. La entrada de Cecilia a la pantalla para convivir con los personajes de la película que ve. El amor entre Cecilia y el personaje y después con el creador del personaje. Los extraordinarios diálogos entre el personaje y su creador. Y la desilusión al imponerse la realidad sobre la ficción...

Tal vez si Cecilia se hubiera dado cuenta de que ella también era un personaje de ficción, otra cosa hubiera sido su destino...

15 comments:

Santiago dijo...

La última frase que has escrito me ha gustado.
Resume muy bien el espíritu de la película...

Fabio Parra Beltrán dijo...

Es fantastico cuando uno se sienta a leer o o ver algo que en otro momento estuvo en boca de todos, mientras nosotros permaneciamos distraidos viviendo otro momento por aquellos días. Vivir la moda, despues de que ha pasado su momento de gloria, cuando vive del recuerdo glorioso del ayer, es experimentar un momento de vida inigualable.

Pinocho dijo...

...eres magia. Destila belleza todo tu blog. Disculpa la osadia pero, me he envuelto en los ocres del fondo y me ha nacido la palabra.
Un saludo, volveré, si a bien lo tines.

Magda Díaz Morales dijo...

* Es muy interesante, Santiago, todo este juego metaficcional de la película.

* De acuerdo, Fabio. Muy cierto.

* Muchas gracias, Pinocho. Muy cálidas tus palabras, bienvenido.

María Eugenia Mendoza dijo...

La última frase que escribiste (se me adelantó Santiago) es maravillosa. Esta entrada, como todo el contenido del blog es una invitación a volver a ver, como es el caso de La rosa púrpura del Cairo, con otra mirada las películas y de acercarnos al arte con todos los sentidos.
Un abrazo.

39escalones dijo...

Una de mis películas favoritas de Allen, un rinconcito al que siempre volver, en el que cobijarse. Un gusto encontrarla por aquí.
Abrazos.

josef dijo...

Es realmente una película genial. Y el estilo que utiliza Woody es diferente a otras suyas. amí también me encantó.
Un saludo!

Magda Díaz Morales dijo...

Muchas gracias a todos por su visita y comentarios.

Les cuento que ayer, al salir de clases, venía bajando los escalones cuando un estudiante venía corriendo y sin querer me empujó, se me enredaron los pies con el pantalón y me caí de frente y de rodillas. El golpe fue muy fuerte, la rodilla la tengo del tamaño de un melón y no puedo caminar, el dolor es intenso.

Me tomaron radiografías y no tengo fractura, afortunadamente. Necesitan pasar 48 horas para ver la cosa como prosigue y ver si no teno otra cosa (ligamentos afectados, etc.).

Un abrazo

Anónimo dijo...

Woody para mi es un genio, de los pocos que quedan en la actualidad.

María Eugenia Mendoza dijo...

Acerca de tu caída, deseo que no pase de la inflamación escandalosa de la rodilla y te recuperes muy pronto. Creo que por ahora no te quedará de otra que leer, ver películas, alimentar tu blog y dejarte apapachar.
Un abrazo.

Orlando dijo...

¡Qué hermosas las gaviotas volando!

Mary dijo...

Gracias por este espacio!

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho su blog, lo voy a leer con detenimiento ya que ahora es casi de mañana y tengo que dormir.

Lo agregaré a mis favoritos,

Un gran saludo.

Magda Díaz Morales dijo...

Muchas gracias a todos por su visita y comentarios.

He estado con el problema de mi rodilla, aunque estoy poco mejor no estoy completamente bien. Pero ahi voy, poco a poco.

Judit Gerendas Kiss dijo...

La fascinante película de Woody Allen tiene un precursor insospechado. En 1921 Horacio Quiroga escribió un cuento, "El espectro", cuyo tema anticipa el de "La rosa púrpura ...". En época tan temprana para la cinematografía Quiroga juega con la imagen de la pantalla, que adquiere vida y se vincula de manera compleja con los seres humanos del mundo representado. Y aunque en el cuento no existen los grandes temas de la alienación y el desamparo, que caracterizan a la película de Allen, también aquí los hilos de unión entre la plana imagen cinematográfica y la multidimensional vida humana son el amor y los celos.

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