Agustín Cadena Rubio, Las tentaciones de la dicha (México: Jus, 2010).
Once relatos conforman Las tentaciones de la dicha de Agustín Cadena. Cuentos que atrapan al lector desde el inicio.
Antes de iniciar la lectura de los cuentos nos encontramos con el paratexto, el título: Las tentaciones de la dicha, desde este es posible identificar el conjunto de uniones y oposiciones semánticas que se hallarán concertadas en el cuerpo del discurso y que están en manos del lector encontrarlas, adentrarse en ellas. El título persuade, influye al lector, es un marcador de lectura, instancia de legitimación en ese intercambio que existe entre la intencionalidad del autor, la intencionalidad de la obra y la intencionalidad del lector, elementos funcionales en la significación de los textos.
Libros, locos, idiotas, prostitutas, viajes, muerte, tristeza, nostalgia por un mundo ya perdido y muchas veces la imposibilidad de recobrarlo y la soledad, trazan un mapa que recorremos con enorme placer, penetrando en sus veredas, en los goces y tristezas que habitan en sus, en ocasiones, perversos personajes.
Todos estos signos son elementos, piezas importantes dejadas por el narrador en el lugar donde algo acontece. Dentro de este acontecer las emociones transmitidas nos conmueven, son portadoras de efectos de sentido. Emociones que entran a nuestro interior porque son una acción estética que viene desde la literatura directo hacia nosotros. Mucho tiene que ver la prosa poética que usa el narrador para contarnos las historias.
En cada uno de los cuentos tocamos la naturaleza humana, los sentimientos de seres que anhelan amor, compañía y hasta vislumbramos la indiferencia de un anafrodita.
Quiero destacar la importancia de los mundos posibles que conviven dentro del mundo real del relato: vampiros, fantasmas, patas de palo malignas y rencorosas, peces que se suicidan, indicios que, como si fueran fuegos fatuos, crean otro mundo con esencias propias y alternas al primero, al de la realidad que viven los protagonistas.
Once relatos conforman Las tentaciones de la dicha de Agustín Cadena. Cuentos que atrapan al lector desde el inicio.
Antes de iniciar la lectura de los cuentos nos encontramos con el paratexto, el título: Las tentaciones de la dicha, desde este es posible identificar el conjunto de uniones y oposiciones semánticas que se hallarán concertadas en el cuerpo del discurso y que están en manos del lector encontrarlas, adentrarse en ellas. El título persuade, influye al lector, es un marcador de lectura, instancia de legitimación en ese intercambio que existe entre la intencionalidad del autor, la intencionalidad de la obra y la intencionalidad del lector, elementos funcionales en la significación de los textos.
Libros, locos, idiotas, prostitutas, viajes, muerte, tristeza, nostalgia por un mundo ya perdido y muchas veces la imposibilidad de recobrarlo y la soledad, trazan un mapa que recorremos con enorme placer, penetrando en sus veredas, en los goces y tristezas que habitan en sus, en ocasiones, perversos personajes.
Todos estos signos son elementos, piezas importantes dejadas por el narrador en el lugar donde algo acontece. Dentro de este acontecer las emociones transmitidas nos conmueven, son portadoras de efectos de sentido. Emociones que entran a nuestro interior porque son una acción estética que viene desde la literatura directo hacia nosotros. Mucho tiene que ver la prosa poética que usa el narrador para contarnos las historias.
En cada uno de los cuentos tocamos la naturaleza humana, los sentimientos de seres que anhelan amor, compañía y hasta vislumbramos la indiferencia de un anafrodita.
Quiero destacar la importancia de los mundos posibles que conviven dentro del mundo real del relato: vampiros, fantasmas, patas de palo malignas y rencorosas, peces que se suicidan, indicios que, como si fueran fuegos fatuos, crean otro mundo con esencias propias y alternas al primero, al de la realidad que viven los protagonistas.
Las personas felices no se imaginan cuán amoroso puede ser el baño sauna para un enfermo emocional. Uno se siente protegido, en esa cueva de calor, humedad y penumbra: es un poco como volver al útero, a esos días perfectos cuando uno no sabía -no sospechaba ni por aquí- que en unos meses sería echado al mundo, a un espacio hostil donde siempre estaría solo" ("La hermandad de los tristes").Ayer, 4 de agosto, se presentó en Xalapa este libro. Lo presentaron: Irving Ramírez, director de la Escuela de escritores de Veracruz Sergio Galindo y una servidora. Fue una tarde estupenda.
"Caballero de edad muy avanzada, sin familia, enfermo, busca persona o pareja que quiera darle compañía y cuidados sencillos. Ofrece a cambio planta alta de la casa, más la propiedad del inmueblo a su deceso. 0670-5383775, noches". (...) -¿No te has dado cuenta? -repitió Andrea-, ¡Este hombre es un vampiro! -Y qué ¿te da miedo? -No es eso. Tú no me entiendes. ¿No ves que ya casi no quedan vampiros en Transilvania? Éste ha de ser el último. ¡Y va a morirse! (El anuncio").
"Aquella mañana cayeron los primeros copos de nieve y una urraca blanca, enorme, llegó a posarse en nuestra ventana..." (El castillo").
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