Las disputas no son nada gratas y parecen impensables cuando de intelectuales se trata, como si sinónimo de "intelectual" fuera "pensar con la cabeza y no con los pies" y "pensar con la cabeza y no con los pies" fuera sinónimo de "meditar antes de actuar o hablar", pero no es así. Al respecto, esta mañana lei un texto del escritor y periodista Anton Castro titulado Algunas disputas entre escritores, es el siguiente:
Las polémicas entre escritores están a la orden del día. Algunos libros, como la segunda parte del Quijote, no habrían sido posibles tal como los conocemos si no hubiera por medio alguna rivalidad, alguna tensión más o menos violenta entre escritores. Avellaneda –sea Jerónimo de Pasamonte, fray Baltasar de Navarrete, Tirso de Molina…- odiaba a Cervantes, se apropió de sus personajes y de sus planes, y redactó el libro apócrifo. Avellaneda llamó a Cervantes, entre otras lindezas de un prólogo que llegó a ser atribuido al propio Lope, “agresor de sus lectores”, “manco”, “viejo” y “murmurador”. Ya la primera parte también le debe algo a las burlas de Lope de Vega hacia Cervantes, que lo llamó en un soneto de 1605 “cornudo”. Su actitud fue determinante para que Cervantes escribiese uno de los mejores prólogos que se conocen a un libro propio, aunque los expertos dicen que su enemistad jamás alcanzó el rabioso encono que existía entre Góngora y Quevedo, que se imitaban espléndidamente en versos salpicados de agudeza, brillantez y mala leche. Quevedo, por citar un ejemplo posible, escribió la sátira “Receta para hacer Soledades en un día”, donde se burlaba de los cultismos utilizados por Góngora: “Quien quisiere ser culto en sólo un día // la jeri (aprenderá) gonza siguiente: // fulgores, arrogar, joven, presiente, // candor, construye, métrica, armonía”.
En Zaragoza, a principios del siglo XX, se produjo un duelo auténtico entre dos escritores y periodistas: Juan Pedro Barcelona (1851-1906), fundador de periódicos satíricos como “La colada” o “Juan Palomo” y redactor del “Diario de Avisos”, falleció el 21 de octubre de 1906 a consecuencia de las heridas de bala que le produjo Benigno Varela en el soto de la Almozara el día ocho. El duelo iba a ser con armas blanca, pero como Barcelona desconocía su empleo, emplearon la pistola. Se dijo que Varela se había anticipado a la voz “fuego” y fue encerrado trece meses en prisión. Ambos estaban en posiciones ideológicas muy diferentes. A consecuencia de aquella muerte, nació en Zaragoza la Asociación Antiduelista de Periodistas.
Manuel Bueno y Ramón María del Valle-Inclán años atrás no habían llegado al duelo, pero en 1899 el novelista le propinó un bastonazo al escritor gallego que le provocó la amputación del brazo izquierdo. No llegó a tanto la disputa entre Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez pero fue realmente espectacular. Esto ocurrió en México en 1976, y así lo contó el diario “Visión” de Lima: “Terminada la proyección, el autor de Cien años de soledad se acercó al peruano con la aparente intención de abrazarlo. Para su sorpresa (y la de todos) fue recibido con un tremendo golpe de puño que lo derribó con la cara totalmente bañada en sangre. ¿Qué había ocurrido? Las palabras con que Vargas Llosa rubricó su puñetazo, no contribuyeron a aclarar las cosas: "¿Cómo te atreves a querer abrazarme -dijo- después de lo que hiciste a Patricia en Barcelona?". Patricia es la esposa de Vargas Llosa pero... ¿qué podría haberle hecho García Márquez para provocar reacción tan violenta? La respuesta, al parecer, la tenía el cronista Juan Gossain, del diario El Heraldo, de Barranquilla, Colombia. Según el mencionado periodista, todo comenzó cuando Vargas Llosa, apasionado por una bella modelo norteamericana, abandonó a su esposa e hijos durante varios meses. Frente a esta situación, García Márquez le aconsejó a la esposa de su colega que tratara de legalizar la separación conyugal en vista, más que nada, de la situación de sus hijos. Comenzaron los trámites... y sobrevino la reconciliación. Y sucedió lo que tenía que suceder: charla va, charla viene, la señora de Vargas Llosa le contó a su marido lo que le había aconsejado García Márquez. Esta información puede buscarse en internet: es como un jugoso material rosa de la literatura.
Ese clima, menos bélico pero igualmente intenso, se ha reproducido en algunas disputas recientes, que no siempre han tenido altura intelectual. Frente al gran debate entre Javier Marías y Antonio Muñoz Molina, éste cuestionó la violencia y la crueldad de “Pulp Fiction”, hemos asistido a otros donde se mezcló la divergencia con la sátira y el humor y la pura antipatía. Javier Marías se ha burlado en varias ocasiones de Andrés Trapiello, la última vez a propósito de la reescritura del Quijote por parte del leonés; Trapiello, más o menos explícitamente, también ha sido duro con autores que bien podrían parecerse a Julio Llamazares o Pere Gimferrer, entre otros muchos, aunque por lo general elimina los nombres. Javier Cercas, tras el éxito de “Soldados de Salamina”, hubo de vérselas con Félix de Azúa, Arcadi Espada o Gregorio Morán, que negó en “La Vanguardia” que la fuga de Sánchez Mazas fuese cierta. Savater ha tenido intensas divergencias con Eduardo Haro Tecglen y con Bernardo Atxaga recientemente. Cela menospreciaba a los narradores jóvenes y también a los homosexuales, y eso le valió severas críticas de Julio Llamazares y de Terenci Moix y Antonio Gala, entre otros. Cela fue uno de los autores más odiados de las letras españolas: hace ya algunos años, el librero Inocencio Ruiz enseñaba a quien se lo pidiese un documento donde Cela se ofrecía como delator; luego, hinchado de vanidad, dijo que “El Cervantes estaba lleno de mierda”, lo cual no le hizo renunciar al galardón.
El escritor más guerrillero de los últimos tiempos ha sido Umbral. Criticó ferozmente a José Luis Sampedro, cuando le ganó el sillón de la Academia, a Francisco Ayala, “nunca he entendido el prestigio literario de este autor”, dijo, y no ha perdido oportunidad de meterse con quien se le antoja; uno de los escritores que más le detesta es Juan Marsé, que dice que escribe “una prosa sonajero”. Una referencia al estilo de Pérez-Reverte le ocasionó una iracunda respuesta de éste hace cinco años, y hace bien, al presentar la novela “Pasiones romanas” de Maria de la Pau Janer, también aludió al estilo de Pérez-Reverte. Éste ha vuelto a contestarle como más le gusta: criticando su obra de principio a final, recuerda la frase de Giménez Arnau de “[Umbral] Padece cáncer del alma”, aludiendo al “sexo turbio que impregna sus novelas”. Y dice: “A todo eso añade una proverbial cobardía física, que siempre le impidió sostener con hechos lo que desliza desde el cobijo de la tecla. Pero al detalle iremos otro día. Cuando me responda, si tiene huevos. A ver si esta vez no tarda otros cinco años”. Esta vez, Umbral no ha dicho nada. Pérez-Reverte tiende a utilizar este tono de gresca callejera: lo había hecho en varias ocasiones, incluso con su antaño compañero de página durante un tiempo Javier Marías. La sangre no llegó al río, y hoy Pérez-Reverte, que está a punto de publicar “El pintor de batallas”, forma parte de la selecta corte de Reino de Redonda.
Días atrás, José Manuel Caballero Bonald dijo que la novela de César Vidal era “ideológicamente detestable”, éste le agradeció “el favor”. Pero César Vidal –que ha recibido numerosos dardos desde diversos frentes- también es un maestro de la crítica o del insulto. Dijo en HERALDO acerca de Ian Gibson, cuando presentó la novela con la que ganó el Premio Torrevieja de novela: “Gibson no ha sido nunca un historiador, no se puede hacer historia sólo con entrevistas personales y material de hemeroteca. La última vez que coincidí con él mendigaba subvenciones por los pasillos para poder acabar una biografía de Machado en la que debe estar trabajando”.
22 comments:
Y estas sólo son las que se ven, o las más sonadas. También entre los actores se respira este ambiente.
Mucho endiosamiento y mucha ambición. La única manera digna de promocionarse es no darse importancia a uno mismo, sino querer que lo que escribes, que piensas que es importante, llegue a todo el mundo, y es mi caso, aunque a veces me cuente disgustos como la vergüenza que acabo de pasar de alguien que me pide que no haga publicidad de mi blog en su correo electrónico. Se ve que se me ha ido la mano con el responder a todos, pero la publicidad la hago porque lo que escribo es muy bueno y tiene que llegar muy lejos, no por mí, sino por hacer llegar al mundo un mensaje que es todo felicidad y amor, y me encuentro tan mal que me da todo igual. Gracias por servirme de desahogo.
Tales disputas en intelectuales de tan alto calibre no son sino un reflejo de lo que ocurre en el mar infinito de los desconocidos.
Una amiga me escribe hace unos días desde Maracaibo: dirige un taller literario y sus alumnos, chicos de alrededor de veinte años, han entrado en antagonía con otro taller de la misma ciudad (de la misma calle, para hablar en rigor). Ella me pide consejo, pero ¿qué consejo puede darse para resolver un caso como este? Lamentablemente los intelectuales no son el mejor ejemplo de tolerancia y mesura, así que a cargar con las cargas que a cada quien le corresponda. Sólo le hice una sugerencia personal: no dejes que las disputas de los otros te arrastren al fango.
Hay mucho ajuste de cuentas implícito entre escritores en la literatura, debates y peleas entre líneas... pero sin llegar a las manos, claro. A veces hasta sirven para aguzar el ingenio y escribir cosas interesantes; de hecho cuanto más implícitos los conflictos mejor para la literatura.
Siempre que el ego anda de por medio, es de esperar la disputa, Magda. Sea por X o por Y, pero el ego nos domina, y creo que en esta profesión es inevitable.
Vaya que son de armas tomar, eh
Saludos
Interesante post, Magda, e infinito... Si me permites la recomendación a tí y a tus lectores, hay una novela reciente, "Caja negra", de Pablo Sánchez (Lengua de trapo), en la que el joven autor realiza por medio de un narrador en primera persona su implacable ajuste de cuentas con la literatura. Es un prolongación ficticia con nombres y argumentos reales de tu post, como trasfondo a una historia de disputa a muerte entre dos escritores imaginarios.
Un abrazo
Querida Magda, aunque ya respondí al artículo de Antón, lo hago también aquí pues son foros distintos.
Está claro que la bilis que les sale a algunos por los poros, nada tiene que ver con ser escritor, ni con ninguna otra actividad, más bien con el tipo de carácter de la persona y su categoría humana. Da igual que escriban con una Mont Blanc de oro o que voceen verduras en el mercado. El creerse un ser superior, tocado por los dioses y poseedor de la verdad absoluta, es un virus muy común entre los escritores, que surcan las aguas literarias de todos los tiempos. Unos poseen esa vana creencia perse (debido a su hinchado ego), otros se contagian a menudo en las aulas confundiendo el título que se les da con el conocimiento adquirido, relación causa-efecto que con demasiada frecuencia no guarda la proporción adecuada. Ya que la creatividad y la erudición, en circunstancias muy especiales, van de la mano, pero en la mayoría de las veces se miran de reojo.
El que conoce su camino no pierde el tiempo envidiando y criticando a los otros, aunque vayan en direcciones opuestas
Muchas gracias por incluir mi blog.
Un abrazo.
Ángela
...El respeto es algo muy delicado, sólo hace falta que el primero tire la piedra. En la red existen numerosos ejemplos. Pero entre literatos aún resulta más lamentable, sobre todo cuando hay ocasiones que la motivación es conseguir audiencia, lectores, es decir, clientes. La literatura empieza desde la educación, o debería... SALUDOS, MAGDA:
LeeTamargo.-
Los escritores son como todo el mundo y hay cosas realmente graves que no se salvan por muy intelectual que se sea.
Las razones más viscerales para el fin de una amistad (con cadaver por en medio) yo las encuentro en la ruptura entre John Dos Passos y Ernest Hemingway, cuando el traductor del primero "desapareció" en medio de la guerra civil española por motivos políticos y a Hem no le parecio una cosa importante. Lo cuenta de forma magistral Martinez de Pisón en "Enterrar a los muertos" y es francamente una lectura recomendable.
un artículo de lo más jugoso :O) Lo he pasado en grande con él.
Ah, y me encanta mi "botoncillo": gracias mil.
Es cierto, Palimp, también entre actores. Y estaba pensando que también entre colegas, a veces se hacen una especie de feudos, es toda una construcción de la que es mejor escapar lo más posible.
¿Y qué decir de las disputas familiares? estas son muy tristes, y he conocido casos hasta de matarse entre ellos por algun terreno, casa, o equis bienes. Parece que esto de las disputas forma parte de muchos ámbitos.
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Santiago, no te preocupes, creo que no siempre le podemos caer bien a todo mundo, o lo que escribimos. Quizá es dificil ser "gente estimable y valiosa" para todas las personas, y basta con no volver a enviar por correo-e lo que consideramos es conveniente para otros. No te sientas mal, así como a alguien le molestó, seguro que a otros no. Tu sigue escribiendo y sintiéndote bien con lo que escribes, lo demás ya no depende de ti.
Muchos saludos.
Así es, Jorge, esto también ocurre en ese mar de los desconocidos, y son toda una construcción dificil, una maraña muchas veces.
La sugerencia a tu amiga de no dejar que las disputas de los otros la arrastren al fango me parece muy inteligente, sin embargo qué dificil es llevarlo a cabo, pero bueno, habrá que intentarlo siempre y hacer lo imposible por lograrlo.
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Antonio, muy cierto ¡claro que se caen!, y lo pero que en esta caida salimos golpeados nosotros, sus lectores...
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Y ya ves, José Ángel, las disputas entre colegas, esos feudos de los que hablábamos un día...
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Si, Armando, los egos son muchas veces pesadas lápidas. De Vargas Llosa no me sorprenden estas manifestaciones.
Mariano, muchas gracias por la recomendación de "Caja negra", de Pablo Sánchez que por lo que comentas está muy interesante.
Por lo que vemos las disputas entre escritores llegan en ocasiones demasiado lejos y siempre son muy desagradables adonde nadie gana, los dos (o los que estén involucrados) siempre pierden...
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Debería, Lee, pero vemos que no es así... Es triste ver que los sentimientos negativos afloren de esta forma. En fin, nada se puede hacer para que no sea así.
Saludos, Lee.
Querida Ángela, antes que nada no tienes que agradecer el incluir tu blog, desde el primer día que te conocí lo puse ¡y cómo no!
Cuanta verdad encierran tus palabras, en "las aulas se confunden con bastante asiduidad el título que se les da con el conocimiento adquirido, relación causa-efecto que con demasiada frecuencia no guarda la proporción adecuada". Yo lo veo muy de cerca, y es tan grande que dan ganas de salir corriendo y dejar todo. Y lo más triste es que existen intereses creados, adonde siempre triunfa, al menos hasta ahora, el más corrupto...
Lo triste es que parece que esto nunca cambiará...
Un gran abrazo
Desconocía esta anécdota de la ruptura entre John Dos Passos y Ernest Hemingway. Se sabe que Hemingway era bastante colérico y fuerte de caracter, pero puedo imaginar su sentimiento al no parecerle una cosa importante. Hasta donde llega el odio o el resentimiento...
Gracias por la recomendación, ahora en la mañana lo encargué a mi librero, ojalá que me lo traiga.
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Es un texto estupendo, sí, Iulius, a mi también me encantó.
Qué bueno que te gustó tu botoncito, te lo puedes llevar con toda confianza ;)
Wow,
felicidades por de Educarm, buena elección que hicieron.
Saludos.
Egos, orgullos y ambiciones como en todo oficio, aunque este sea más trascendente que, por ejemplo, el del gremio de fontaneros.
Roberto Bolaño fue también un especialista en crearse enemigos -y amigos, entre los que se contaban Javier Cercas, que lo incluyó como personaje en su novela 'Soldados de Salamina'-, aunque pienso que el suyo fuera un particular caso de asco por el mundillo literario. En su recopilación de cuentos bajo el título de 'El gaucho insufrible', incluye un par de conferencias en las que no deja títere con cabeza.
Si queréis más, en mi blog hay un vínculo a una completa web sobre este escritor chileno.
Me gustó el artículo. Muy interesante ver la trastienda de la alta literatura...
Tristan, gracias por tus palabras, por observar esta selección que me llena también de agradecimiento.
Bienvenido.
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¿Verdad, Arrebatos que esta trastienda es impresionante?
Magda: Curioso el tema de Anton Castro. Entender a Umbral es reconocerlo como el provocador de siempre. Curioso también que los dos autores del Boom hace poco anunciaran que publicarán su última novela (¿o ya la publicaron?).
Es imposible al leerlo no recordar las pugnas entre nuestros autores mexicanos: la golpiza que quiso propinar Parménides García Saldaña a Octavio Paz (según porque el poeta Nobel no quiso incluir en una antología de autores jóvenes en la revista Plural a Parménides); la pelea verbal entre Paz y Monsiváis porque aquél dijo que éste no tenía ideas sino ocurrencias, bueno no recuerdo quién inició el intercambio de palabras; o las malquerencias que le tenían al magnífico Juan Vicente Melo, ese tema lo conoces muy bien porque está cerca de tu estudiado Juan García Ponce.
No sé, hay tantas manera de competir, pero siempre recordaré aquello que he escuchado atribuído a Baudelaire, que si hay que contestar que mejor opción que con un poema, quizá como Quevedo con el autor de las Soledades.
Saludos.
H.L.
Uy, Héctor, y vaya que tenemos ejemplos tambíén por estos lares. Recuerdo que cuando corrieron a Juan Vicente Melo todos renunciaron solidariamente con él. Octavio Paz siempre andaba peleándose con muchas personas, recordemos que él tenía mucho poder en el ambiente literario y esto lo dice todo. Respecto a Monsiváis voy de acuerdo con lo que dice Paz, tiene más ocurrencias qué ideas, pero obviamente que a Monsiváis no le agradó que se le dijera esto.
Parece mentira, entre algunos intelectuales ha existido un gran lavadero. Las envidias, los intereses creados, los egos lastimados, tantas cosas aunadas a las susceptibilidades, hacen corto circuito.
Cela casi llega a las manos con R.J.Sénder. Ambos tenían tanto carácter...
Las trifulcas en los mentideros literarios son comunes, supongo que como en otros ámbitos de la vida. No obstante, quien se acerca a las letras buscando cierta poesía, pureza, comprueba que no. Tendremos que conformarnos con la "bondad" de los libros.
saludos Marga.
Totalmente de acuerdo contigo, Eduardo.
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