En Los límites de la interpretación, Umberto Eco clasifica distintos tipos de abducción (una inferencia hipotética, una decodificación) determinada por los signos. Para ello, analiza tres modos de producción de signos: las improntas, los síntomas y los indicios.
Los indicios son elementos, piezas, objetos, dejados por ‘alguien’ en el lugar adonde algo aconteció. Al analizarlos o investigarlos es posible descubrir que existe vinculación con ese ‘alguien’ y descubrir su participación o presencia en lo acontecido. En la expresión de los síntomas debe existir adherencia o vecindad entre el efecto y la causa: si hallamos el efecto producido, encontramos la causa posible. Las improntas, dice, "representan el caso más elemental en la producción de signos, puesto que la expresión, en correlación con un contenido dado, no se produce como signo (esa decir el “emisor” o productor no tenía intención alguna de producir un signo ni de comunicar nada); es el caso de las huellas de animales. O sea, no se produce como signo hasta el momento en que se la reconoce y se decide suponer que es un signo; acto de lectura de esas improntas. Interpretarla es ponerla en correlación con una causa, esa causa no es imprescindible que sea real, puede ser sólo posible".
Cuando leemos, entonces, gracias a las conexiones o deducciones abductivas que realizamos, identificamos que la forma de la expresión se correlaciona con la forma del contenido. Ello nos conduce a obtener, para nosotros mismos, un proceso de significación que le da sentido al mundo percibido en el texto. Este mundo percibido, además, puede ser, y es muchas veces (las reseñas literarias, por ejemplo o los análisis teóricos literarias o las críticas literarias), comunicado a otra persona, realizándose un proceso de comunicación. Nuestro saber de ese mundo literario que acabamos de percibir y con el cual realizamos abducciones, inducciones, correlaciones, a través de índices, improntas y síntomas, lo compartimos. Por esto mismo, “la comunicación presupone la significación”.
Si bien, me parece que el éxito o el fracaso de la comunicación no depende de quien la emite o de quien la recibe, no basta hablar y escuchar, escribir y leer, sino el diálogo que conlleva gracias a las emociones transmitidas, recibidas e intercambiadas, que nos ha provocado ese mundo percibido en el texto, ellas logran el contacto y son las que nos conmueven.
Los indicios son elementos, piezas, objetos, dejados por ‘alguien’ en el lugar adonde algo aconteció. Al analizarlos o investigarlos es posible descubrir que existe vinculación con ese ‘alguien’ y descubrir su participación o presencia en lo acontecido. En la expresión de los síntomas debe existir adherencia o vecindad entre el efecto y la causa: si hallamos el efecto producido, encontramos la causa posible. Las improntas, dice, "representan el caso más elemental en la producción de signos, puesto que la expresión, en correlación con un contenido dado, no se produce como signo (esa decir el “emisor” o productor no tenía intención alguna de producir un signo ni de comunicar nada); es el caso de las huellas de animales. O sea, no se produce como signo hasta el momento en que se la reconoce y se decide suponer que es un signo; acto de lectura de esas improntas. Interpretarla es ponerla en correlación con una causa, esa causa no es imprescindible que sea real, puede ser sólo posible".
Cuando leemos, entonces, gracias a las conexiones o deducciones abductivas que realizamos, identificamos que la forma de la expresión se correlaciona con la forma del contenido. Ello nos conduce a obtener, para nosotros mismos, un proceso de significación que le da sentido al mundo percibido en el texto. Este mundo percibido, además, puede ser, y es muchas veces (las reseñas literarias, por ejemplo o los análisis teóricos literarias o las críticas literarias), comunicado a otra persona, realizándose un proceso de comunicación. Nuestro saber de ese mundo literario que acabamos de percibir y con el cual realizamos abducciones, inducciones, correlaciones, a través de índices, improntas y síntomas, lo compartimos. Por esto mismo, “la comunicación presupone la significación”.
Si bien, me parece que el éxito o el fracaso de la comunicación no depende de quien la emite o de quien la recibe, no basta hablar y escuchar, escribir y leer, sino el diálogo que conlleva gracias a las emociones transmitidas, recibidas e intercambiadas, que nos ha provocado ese mundo percibido en el texto, ellas logran el contacto y son las que nos conmueven.
6 comments:
Indicios, síntomas e improntas son cosas que a todos se nos suscita tras una lectura y, pareciera, Eco las ha sabido categorizar… Por alguna razón las improntas me parecen interesantes aunque pueden ser armas de doble filo: Pueden atribuirle a tus obras intenciones que te fueron ajenas; o pueden enriquecerlas de formas insospechadas… Interesante post, estimada Magda…
el éxito o el fracaso de una comunicación se puede medir cuando hay un interés final del mensaje por parte del emisor. ¿toda comunicación tiene un interés final? a veces es necesaria la comunicación sin más, otras veces busca algo......
nchst, ya me has hecho escribirte algo cayendo en tu juego....
un besazo magda, no sé si te conmoverá pero aquí se queda mi impronta. seguro :-*
Justamente, Jio, creo que ese "interés" es causado por las emociones (o sentires determinados, asi sea el deseo del silencio mismo) que le provoca decir su mensaje al emisor. Yo creo que toda comuinicación busca algo, pero esto no quiere decir que eso que busca conlleve un interés en sentido peyorativo. Si, asi es, a veces es necesaria la comunicación sin más, ese "sin más" ya conlleva su sentir.
Mmmmmm espero que tus improntas no se tarden tanto en restablecerse o de lo contrario tendré que ir a dejar sintomas e indicios regados por doquier ;)
Gracias Martin, que bueno que te ha gustado.
Si, la interpretación o lectura del observador y/o lector puede atribuirle a las obras intenciones que le fueron ajenas al autor o pueden enriquecerlas, pero eso ya no le concierne al autor. La obra literaria admite, al ser polisémica, todas las lecturas posibles (unas más ricas que otras, segun la competencia del interpretante).
Muchos saludos, que tengas buen fin de semana.
No entiendo muy bien la diferencia entre estos síntomas, improntas e indicios... tendré que darle un repaso supongo. Sí se me ocurre que el autor puede llenar su obra, aparte de la comunicación explícita, de falsos indicios (es decir, de indicios aparentemente no intencionales pero en realidad calculados) para atrapar mejor al lector gracias a la labor que invierte éste en sus investigaciones lectoras... y, conversamente, una lectura crítica es especialmente convincente si nos permite ver en distintos elementos de la obra del autor síntomas de un sentido que no podemos creer calculado o intencionado por parte del autor. ¡Que "hayas tenido" un buen fin de semana, Magda!
Lo importante, José Ángel, a mi manera de ver, son los indicios, falsos o no. Ya corresponde al lector o al hermeneuta investigar si son falsos o no lo son (descubrirlo), de todas formas te llevan a. De una manera o de otra los "indicios" y demás, te llevan a la abducción determinada por los signos.
Igualmente para ti, que pases muy bonito tu fin de semana.
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