4 de agosto de 2006

El tiempo...

En la parte de atrás del jardin de la casa de mis padres hay una higuera. Recuerdo que cuando era temporada de higos los juntábamos en una canasta y mi madre los hacía en dulce o en empanadas, mi padre los prefería en dulce y yo en empanadas. Los años caminan muy pronto, de aquellos días queda la higuera como testigo de sonrisas, sueños, de hermosas veladas.

Los objetos cobran dimensiones inimaginables a través del tiempo, al igual que lo que dentro de él acontece. Según Platón, el tiempo es "la imagen móvil de lo eterno", no se si ello sea así, pero a veces así se siente. Sí, todo cambia, está sujeto al paso del tiempo, pero sin embargo hay cosas que están ahí, no se transforman a pesar de este paso, aunque, ya lo dice Proust, "No se puede poner en la realidad los cuadros de la memoria".

La medida del tiempo es complicada, el tiempo particular es diferente al general o colectivo, el primero va conformando nuestra vida interior segun lo experimentemos, el segundo lo vemos pasar paralelamente y juntos conforman un tiempo, el nuestro, con nuestras sensaciones y reflexiones, nuestras vivencias.

Pero también el paso del tiempo da miedo... Mejor intentar llevar a cabo lo que dice Epicuro: "Gozar el placer de estar vivo, saber discernir lo que es verdaderamente valioso, y compartir en la amistad tanto la vida como el conocimiento".

22 comments:

Granpatranha dijo...

Disfrutar de cada higuera que se cruza en nuestro camino, saborear los recuerdos destilados que ofrecen tales flores del recuerdo, es lo que nos permite mantener nuestra infancia viva, nuestros mejores recuerdos como munición para los tiempos difíciles. Nice post :)

Diana L. Caffaratti dijo...

El tiempo y la belleza tiene en nuestras miradas, relativizada realidad.
Seguramente conoces este poema:


LA HIGUERA


Porque es áspera y fea,
porque todas sus ramas son grises
yo le tengo piedad a la higuera.
En mi quinta hay cien árboles bellos:
ciruelos redondos,
limoneros rectos
y naranjos de brotes lustrosos.

En las primaveras
todos ellos se cubren de flores
en torno a la higuera.

Y la pobre parece tan triste
con sus gajos torcidos, que nunca
de apretados capullos se viste..

Por eso,
cada vez que yo paso a su lado
digo, procurando
hacer dulce y alegre mi acento:
«Es la higuera el más bello
de los árboles todos del huerto.»

Si ella escucha,
si comprende el idioma en que hablo,
¡qué dulzura tan honda hará nido
en su alma sensible de árbol!

Y tal vez, a la noche,
cuando el viento abanique su copa,
embriagada de gozo le cuente:
-¡Hoy a mí me dijeron hermosa!

Juana de Ibarbourou

Magda Díaz Morales dijo...

GP, gracias, bienvenida (o bienvenido).

No conocía este poema de Ibarbourou, es bellísimo, Dilaca, muchas gracias.

Isabel Barceló Chico dijo...

Muy interesante tu reflexión sobre el tiempo. A veces me pregunto si, incluso ese tiempo personal del que hablas, no quedará reducido solamente a esas parcelas que hemos vivido con intensidad, aquellas de las que tenemos recuerdo. Todo el tiempo vale, pero no pesa igual. Por otra parte, estoy con vosotras en la importancia que tiene aprovechar ese tiempo en las cosas que verdaderamente nos importan. Es una ardua labor sacar de nuestras vidas todo aquello que sobra o simplemente "ocupa".
Me ha parecido maravilloso el poema de Juana de Ibarbourou que ha puesto dilaca. Francamente, nunca había pensado que una higuera fuese fea, pero qué hermoso sentir que hasta la naturaleza se estremece con nuestras palabras. Saludos cordiales.

Magda Díaz Morales dijo...

No, las higueras no son feas, al contrario, son muy hermosas. Hay que cuidarlas mucho porque se expanden a los lados y sino se está podando crece demasiado para estar en el jardín de una casa, aunque este sea de buen tamaño. Cuando le están saliendo los higos son de un verde fuerte y poco a poco van tomando ese color café característico. Ahora, cuando voy a casa de mis padres, todos los recuerdos se pliegan alrededor y la nostalgia se instala, y el amor...

Muchos saludos para ti también, Isabel.

Lila Magritte dijo...

El tiempo es un gran tema que siempre me ha preocupado. Pero qué sería de él si no existiera la memoria. No guardaría la imagen de una higuera plateada, que parecía caminar arrastrándose lentamente por el peso de sus frutos, tras la voz de mi madre ayudándome a memorizar el poema de Juana de Ibarborou, que debía recitar en el colegio.

Gran recuerdo.

Vanessa Soldevilla dijo...

Nostalgica, acabo de leer tu post Magda. Ciertamente el tiempo va dejando huellas en las cosas, en los objetos y lugares que rodean nuestra infancia o los instantes pasados frente a las personas más importantes de nuestras vidas. El tiempo deja sus huellas Magda, aunque sea una pequeña y vieja higuera que nos permita saborear un dulce o salado recuerdo.
Cariños, yo también estoy un poco nostalgica hoy.
Vanessa

Miguelius dijo...

Hola,

Me recordaste a Neruda y su "Confieso que he vivivdo": ... muchos de mis recuerdos se ha ndesdibujado al evocarlos, han devenido en polvo como u ncristal irremediablemente herido (...) tal vez no viví en mí mismo; tal vez viví la vida de los otros.

Te espero en mi blog.

Alicia Rosell dijo...

Hola, tengo un recuerdo indeleble de las higueras, allá en tierras de mis antepasados. Forman parte de mis recuerdos más entrañables, de la época de los primeros amores en los veranos calurosos de un pueblo de la España encalada.
Cuando hubo que cortar la higuera más grande del huerto -una alergia inexplicable y repentina de mi padre- casi lloro. Lloro por todos los árboles. Yo, soy así.

Gracias por avisarme de lo de mi blog.(Funciona mejor con firefox, con Internet Explorar sale mal,creo)

Un besazo, me gustó este post, mucho. ¡Ay, recuerdos!

Alicia Rosell es Purificación Ávila

Palimp dijo...

Mi infancia está llena de higueras. Dos de higos verdes y una de higos negros, por las que mis primos y yo subíamos a los tejados de la casa de mis abuelos.

Hoy dónde estaban esas higueras hay una urbanización, los paisajes de mi niñez han desaparecido, pero quedan todavía muchos paisajes por descubrir y muchos momentos por disfrutar todavía.

Me gusta mirar de reojo al pasado mientras disfruto el presente y pienso en el futuro.

Paulinho Assunção dijo...

E há também a beleza tão exuberante e fulgurante do figo maduro.

Abraços desde Belo Horizonte.

Gatito viejo dijo...

Tienes toda la razón, la higuera es bella y más lo son los recuerdos que vienen a uno a través de ella. La infancia está llena de tiernos momentos y sensaciones, de olores, colores... Es bueno dejarse llevar, tratar de recobrar el tiempo perdido, evocar es, en cierta medida,gozar de nuevo. Saludos

Rosa Silverio dijo...

Magda, qué bonito este post. Me ha gustado muchísimo.

El tiempo, el implacable...
¿Sabes? Cuando mi padre partió me di cuenta de que el futuro no existía, de que los días se me habían vuelto muy cortos, y que debía disfrutar de lo vivido pues un día yo también me iría. Por eso ahora me importa más querer y no cultivar emociones que no llevan a ninguna lado. Yo ya estoy muy vieja, Magda, quizás te suene estúpido, pero me siento demasiado mayor como para invertir el poquito tiempo que me quede en algo que no sea este cariño que siento por la vida, por la gente y el conocimiento.

Por eso me sentí muy identificada con tu post.

Pero como señalas, aunque muchas cosas cambien, algunas permanecen inmutables, en el lugar de siempre, en el patio de entonces. Algunas cosas buenas, como el amor siempre estarán allí.

Por otro lado, qué bonito es mirar hacia el pasado y poder recordar pasajes como ese que compartes con nosotros y que hasta a uno llenan de nostalgia.

Un abrazo cálido,

Ro

Z. dijo...

El tiempo deja cosas bellas y compone otras.
Hermosa reflexión respecto a este tema.
Saludos.

Magda Díaz Morales dijo...

Muchas gracias a todos por sus comentarios.

A.I. dijo...

Benditas higueras que atrapan y retienen el tiempo y los recuerdos en sus hojas...

un abrazo

Ángela

Anónimo dijo...

Sí, benditas higueras, querida Ángela.

Un abrazo muy grande.

Nadia dijo...

Será la higuera? Será el nogal? O tal vez el paraíso o el limonero? Creo que todas las cosas tienen su debida importancia depende del lugar que ocuparon, del tiempo que estuvieron al lado nuestro, tal vez sin percatarlos, hasta que un día te lo nombran y es ahí cuando lo ves. Toda mi infancia al lado de dos higueras, y es recién ahora que lo veo, que reconozco su exitencia y su importancia en mi niñez. Me alegro que hayas escrito eso, porque de alguna forma me hicieron ver un poquito más allá de m i vista.
Saludos

Anónimo dijo...

MUY NOSTALGICA Y HERMOSA LA HISTORIA...PERO EL TIEMPO SEGUN LO VAMOS CUMPLIENDO SE DESGRANA EN NUESTRAS MANOS CON LOS BUENOS Y LOS MALOS RECUERDOS Y YO QUE SOY UN MELANCOLICO POR NATURALEZA...SIEMPRE UNA HUELLA TRISTE NOS DEJO.
UN ABRAZO

Magda Díaz Morales dijo...

Fernando, un poeta, en todo lo que significa esta palabra, como lo eres tu, siempre es meláncolico, Un poeta toca lo más profundo del ser, el origen de ese ser oculto y lleno de luz.

Muchas gracias por tu comentario, y un abrazo.

Mónica dijo...

Ciao,

El tiempo es tan caprichoso como la más coqueta de las damiselas. Cuando queremos que se quede quieto para paladearlo y disfrutarlo, sale corriendo con descaro. No sé si es peor eso, o cuando parece tornarse eterno y no se mueve de nuestro lado, en momentos en los que nos sobra su presencia.
Genial descubrimiento tu blog.
Un saludo,
Mónica
Quizá por eso odie los relojes...

Anónimo dijo...

Muchas gracias, Monica, bienvenida.

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