12 de enero de 2007

El mal de Montano: Vila-Matas

Enrique Vila-Matas, El mal de Montano (Barcelona: Anagrama, 2002)

En el universo narrativo de esta novela nos adentramos a la vida de un escritor que enferma de literatura, posee el mal de montano o literatosis, "así llamaba Onetti, nos dice el narrador, a la obsesión por el mundo de los libros". El protagonista de la novela no es el alter ego de Vila-Matas ni narra parte de la biografía de Vila-Matas, para mí es un personaje que está dentro de la novela, ficcional. Un personaje que constantemente desea encarnarse en la literatura, transformarse, por ejemplo, en un hombre-relato "que lucharía contra la desaparición de la literatura reviviendo en su persona la historia abreviada de la memoria de ésta".

¿Qué es el mal de Montano?
-Una novela -he susurrado.
No ha debido de oírme bien.
-¿Donde queda eso? -ha preguntado.
-¿El qué?
-El mal de Montano.
He ido a la mesita de noche y he sacado el diario y, horrorizada, me ha preguntado si era que me había incorporado a ese pelotón de los torpes que creen que la literatura se acaba y que la culpa es del mercado, si era uno de esos merluzos que creen que la literatura está en crisis, emenazada. Después hemos follado.
Desde el inicio, el paratexto o epígrafe de Blanchot nos da la pauta de lectura a seguir: "¿Cómo haremos para desaparecer?". Para Blanchot, "escribir es entregarse a la fascinación de la ausencia de tiempo", en su El espacio literario nos habla sobre la aniquilación de la individualidad, son "Los libros mismos que remiten a una existencia". Al igual que el protagonista de la novela de Vila-Matas, Blanchot cuestiona sobre el fin de la literatura, señala que ésta "va hacia sí misma, hacia el silencio que está en el origen de la palabra". El mal de Montano parece decirnos (y en ello concuerda con García Ponce y con los escritores llamados de la ruptura, y por supuesto con Blanchot): es la obra la que importa, en cuanto la obra está acabada nos entrega la disolución del escritor, el escritor desaparece, muere, y aparece la significación del relato. Esto es, en mi opinión, la trascendente poética que vislumbramos en El mal de Montano.

Es una novela que habla del quehacer literario, sobre la tarea de escribir. En ella, un escritor escribe su Diario que es una novela. Inventa hechos, personas, situaciones: hace ficción y, a la vez, al escribir un Diario (que es una novela) se separa del tiempo real (el tiempo real del protagonista dentro de la novela) para vivir el de la literatura. Nuevamente ello nos lleva a Blanchot: La literatura realiza el deseo del lenguaje.

En el último capítulo (en total son cinco), "La salvación del espítitu" (lo antecede un hermoso epígrafe de Las tribulaciones del estudiante Törles, de Robert Musil), acudimos a una reunión de "matices raros" adonde están agrupados varios escritores "cantando a voz en cuello el fragmento de una ópera de Wagner, el Racconto de Lohengrin" y se prepara una "sesión de lecturas al aire libre en la medianoche":

La media noche llegó, llega siempre (...). Cené con los muertos. Lo bueno de no entender nada es que uno puede entender esa nada como quiera (...). Cené con un ilustre conjunto de muertos. Serían unos treinta escritores con los ojos hundidos en una monumental ensalada de patatas...

He disfrutado mucho de El mal de Montano, muy recomendable su lectura.

8 comments:

Clarice Baricco dijo...

La tomaré en cuenta.
Fíjate que ahora voy a la mitad del libro "Suicidos ejemplares".
Es que Vila-Matas es genial.

Abrazos

Graciela

Anónimo dijo...

Hola, Magda. Este es uno de los libros de Vila-Matas que tengo en mi librería en la zona de 'no leídos'... todavía, pero como trata precisamente del tema del quehacer literario, sé que lo devoraré. Lo compré junto al de 'Bartleby y compañía', así es que si le sumo otros suyos también interesantes (Historia de la literatura portátil, Una casa para siempre), Vila-Matas se me está volviendo imprescindible. Un autor de culto, sí señor. Imprescindible leerlo.

Un beso para ti solita, Magda, y buen fin de semana.
Puri.

Anónimo dijo...

Esta semana me pasaré por la biblioteca y haré mía aquella frase de ’84, Charing Cross Road’: «Va contra mis principios comprar un libro que no he leído previamente: es como comprar un vestido sin probártelo». Pues me lo probaré, aunque tu testimonio sea un excelente aval.
Sonrisa y abrazo, Magda. Hoy con las alas en la mano, no en la espalda,
Candi

Anónimo dijo...

Hola Magda!
No sabes cuanto me alegra el éxito que Vila-Matas tiene en otras partes del mundo. Creo que aquí no se le quiere tanto como merece.
Hoy he decidido dedicarte un texto en "El violinista celest". Ya verás porqué.
El caso es que hace días pensava en este libro y de pronto...

Magda Díaz Morales dijo...

Xulio, muchas gracias por la dedicación de tu artículo, el cual he leido varias veces y creo que he captado la mayor parte, pero tengo que leerlo otra vez para captar más detalles. Me gustaría destacar algo que no toqué en mi apostilla sobre El mal de Montano y que tu tocas: la fusión de los géneros, un tema muy importante en esta novela, un tema, además, de la tan llevada y traida posmodernidad: lo híbrido, y que creo que no es sólo de la literatura sudamericana, sino también de la centroamericana y la mexicana, de la hispanoamericana en general (por hablar solamente de la literatura escrita en castellano). Este mare magnum compuesto de prosa, historias, biografías, filosofía, ensayo, es sumamente interesante y lo vemos en El mal de Montano. La citación me gustó, esa infinidad de frases de autores es impresionante.

Nuevamente muchas gracias.

Magda Díaz Morales dijo...

Candi, eso de las alas en la mano y por el momento no en la espalda... ¡cuentame!

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Graciela, Puri, Vila-Matas tiene estupendas novelas, hay que irlas leyendo una a una. El mal de Montano es genial, seguro les gustará.

Anónimo dijo...

Nota aparte de Doctor Pasavento que me dejó k.o. un buen tiempo, te cuento que ando terminando de leer el último número de Narrativas (gracias por la inclusión). El número me parece fabuloso. Voy a prepararle un post especial.
Besos.

Magda Díaz Morales dijo...

Tu trabajo sobre Cortázar es muy bueno, Óscar, gracias a ti.

Doctor Pasavento también me gustó, es estupenda. Un día, muy pronto, celebraremos el Premio Cervantes a Vila-Matas. Desde ahora lo auguro.

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