"Una pareja de novios se casó, según ellos mismos me dijeron, a causa de un libro mío. Y no quiero ser responsable si ha sido para bien o para mal", recordó el escritor catalán Enrique Vila-Matas cuando se le preguntó si está enterado de que hay lectores suyos que no sólo lo leen, sino que, por esa extraña magia de la literatura, lo quieren. A pesar de que el escritor veracruzano Sergio Pitol, Premio Cervantes 2005, asegura que la obra del catalán se trata de un viaje sin retorno al fin de la noche, una crítica radical de la realidad, el autor de El mal de Montano sostiene que su literatura no tiene otro propósito que el de la salvación: "Escribir siempre es corregir la vida: es lo único que nos protege de las heridas insensatas y golpes absurdos que nos da la horrenda vida auténtica." "Me hice escritor porque, uno, quería ser libre, no deseaba ir a una oficina cada mañana, y, dos, porque vi a Mastroianni en La noche, de Antonioni. En esa película –que se estrenó en Barcelona cuando tenía yo dieciséis años–, Mastroianni era escritor y tenía una mujer estupenda (nada menos que Jeanne Moreau): las dos cosas que yo más anhelaba." Sin embargo, también reconoce que "nunca se llega a escribir la obra perfecta o genial. Antes se aprende a morir que a escribir".Y con todo, Vila-Matas, según explica, escribe continuamente "para no dejar a la humanidad en manos de la muerte. Porque, digan lo que digan, la escritura puede salvar al hombre. Hasta en lo imposible."
“Confronto al mundo y ahora, más sereno, soy más peligroso”: Entrevista a Enrique Vila-Matas, por Edgar Onofre.
“Confronto al mundo y ahora, más sereno, soy más peligroso”: Entrevista a Enrique Vila-Matas, por Edgar Onofre.
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