21 de febrero de 2007

A paso de cangrejo: Umberto Eco

Por fin llegará a las librerías A paso de cangrejo, de Umberto Eco:

Las sociedades occidentales y el mundo en general caminan a paso de cangrejo; es decir, hacia atrás. Los atlas de la Europa de hoy parecen impresos antes de la primera guerra mundial, con sus mapas de Serbia, Montenegro y los países bálticos; los conflictos en Irak y Afganistán han hecho que se olvide la tensión de la guerra fría para sustituirla por la guerra clásica; los fundamentalismos cristianos, que exigen la supresión del darwinismo de los libros de texto, reinan en buena parte del medio oeste de EE UU; el antisemitismo impera como en los años veinte del siglo pasado y hasta las familias pudientes -y no tanto- presumen ante sus amistades de 'siervos de color', como si fueran la Scarlett O'Hara de 'Lo que el viento se llevó'. El diagnóstico, caricaturesco, pero atinado, es del intelectual europeo más leído y respetado en todo el mundo: Humberto Eco (en una entrevista que le hicieron en El país me dio gracia que comentaron que es "uno de los más acreditados analistas del mundo contemporáneo, lo que incluye el fenómeno James Bond", y esto ya es decir bastante). Un diagnóstico que desarrolla en un libro titulado A paso de cangrejo (Debate) que llegará a las librerías este viernes y que recopila artículos y conferencias de los últimos seis años.

Es, según se dice, una recopilación de artículos escritos entre 2000 y 2005 sobre algunos de los acontecimientos que han determinado estos últimos cinco años y sus consecuencias, como la aparición de un retroceso ideológico conseiderable y el paso de la guerra fría a las "guerras calientes". Eco también arremete contra los nuevos "populismos mediáticos": sus mordaces alegatos han generado una agria polémica en italia.
Por cierto, nos sorprendimos al leer que Alberto Manguel posee 35,000 libros, pues qué les parece que Umberto Eco tiene 50,000. Cuando le preguntan: "¿Qué tres libros se llevaría a una isla desierta?", responde: "Si fuera a quedarme dos días en la isla, me bastaría con llevarme un ejemplar de Le Nouvel Observateur. Si tuviera que quedarme tantos días como Robinson, necesitaría los 50.000 volúmenes de la biblioteca que tengo en mi casa. Para zanjar la cuestión, me llevaría el Bottin. Con todos esos nombres podría escribir historias infinitas".

3 comments:

Mario Guerrero dijo...

La gracia de Umberto Eco, es que de alguna forma nos muestra los hechos que nosotros pasamos por alto porque los consideramos de una trivialidad tremenda. Hay temas que pueden pasar como clichés, pero en realidad esa es la etiqueta que les hemos impuesto en un afán de rapidismo mental para saltarnos los pasos básicos del análisis de algún aspecto de la realidad, y llegar inmediatamente a realizar análisis grandilocuentes acerca de los "grandes" hechos; pero Eco nos muestra esos aspectos en forma analítica y haciendo exégesis de elementos tan cotidianos como el cómic (magistral análisis en Apocalípticos e Integrados) o el impacto del teléfono celular en la sociedad actual.

Sólo leyendo tu artículo me enteré del próximo lanzamiento del libro de Eco, y te aseguro que mañana mismo voy a reservar el libro, ya sea en español o inglés (lamentablemente no sé italiano).

Felicitaciones por tu blog, es lo más interesante que he podido encontrar en el último tiempo.

Salud

Magda Díaz Morales dijo...

Muchas gracias por tus palabras, Miguel. Bienvenido.

Eco me gusta especialmente como semiólogo, sin duda. Pero sus análisis sobre los acontecimientos que tenemos frente a nosotros son estupendos, por supuesto, aunque sus estudios sobre arte y literatura me fascinan.

El libro salió publicado en italiano y ahora nos llega en castellano.

Mónica dijo...

Eco me apasiona, en todas sus vertientes, a pesar de esa falta de modestia que le caracteriza a la hora de criticar o de hablar de sí mismo.
Quizá perdono sus ataques de pendantería (no veas como se le critica en Italia este punto)porque tengo la bendita suerte de poder leerle en italiano. Todo un lujo para los sentidos.

Un abrazo,

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