El pasado 30 de junio, Miqui Otero escribe el artículo 33 veces en las que se ha anunciado la muerte de la novela en el último siglo. Dice:
A la novela se le ha intentado dar muerte con dagas doradas, ballestas de roble, saetas oxidadas, revólveres Colt 45, balas de plata y patas de cordero congeladas. O, lo que es lo mismo, con la llegada de la prensa de masas, del cine, de la televisión, del DVD, de internet, del libro electrónico y del teléfono móvil inteligente. Y aun así, la novela, por ser un macrogénero híbrido y eminentemente mutante, es como el muerto-vivo de la canción de Peret, que siempre reaparece dando palmas; parece resistirse y flota como un corcho que intentan ahogar una y otra vez (aunque habrá quien diga que los cadáveres también flotan).
Robert Clark Young escribió en su ensayo La muerte de la muerte de la novela que “como el Sueño Americano, la muerte de la novela debe ser anunciada por cada nueva generación”. Y así ha sido. Entonces, ¿por qué no plantear una cronología que repase más de 30 veces en los que algunos (la gran mayoría muy célebres) la dieron por aniquilada? He aquí las citas de tanta muerte anunciada.
1902. Julio Verne: “Las novelas serán suplantadas por los diarios… Los escritores de prensa han aprendido a colorear los acontecimientos cotidianos tan bien que su lectura entregará a la posteridad una imagen más veraz y vívida que la de la novela histórica o descriptiva”.
1925. José Ortega y Gasset, Ideas sobre la novela. "Casi todo está en ruinas… La pintura está en ruinas –sus vergüenzas son el cubismo–; las obras de Picasso parecen una casa demolida o una esquina del Rastro. La música está en ruinas –la obra de Stravinsky de estos últimos años ejemplifica el detritus musical (…) Un novelista, por ejemplo, que me dice que un personaje es melancólico me obliga a imaginar a una persona melancólica, pero debería mostrarme y descubrirme (con sus actos) que es melancólica sin decírmelo”.
1930. Walter Benjamin, en Crisis de la novela. “Uno puede hacer un viaje por el mar y surcarlo sin ninguna tierra a la vista, tan solo mar y cielo. El novelista hace esto. Él es el realmente el ser solitario. El pueblo descansa tras el trabajo diario; escucha, sueña y adquiere experiencias. El novelista se ha separado del pueblo”.
1950. Norman Mailer. “Cualquiera que siga escribiendo novelas en 1950 es tonto”.
1958. Ludwig Marcuse. “La unidad del mundo, la sociedad y el individuo se ha roto. El universo se ha convertido en un multiuniverso. La Nueva Novela debe ser no tridimensional, sino multidimensional”.
1965. Frank Kermode en New York Review of Books. “El destino de la novela, considerada como género, es estar muriéndose permanentemente: y la principal razón para ello es que los novelistas y lectores más inteligentes son conscientes del vacío, el vacío del absurdo, que crece entre el mundo tal y como parece ser y el mundo propuesto en las novelas”.
1980. Leslie A. Fielder. “Nuestros grandes novelistas, a pesar de ser especialistas en la indignidad y la violencia, en la soledad y el terror, tienden a evitar el retrato del encuentro apasionado de un hombre y una mujer, que el resto esperaríamos que estuviera en el centro de toda novela”.
2009. Philip Roth. “El libro no puede competir con la pantalla. Es algo que Kindle no va a cambiar. No pudo competir con la pantalla de cine. No pudo competir con la pantalla de televisión, y no puede competir con la pantalla del ordenador (…) La novela es un animal moribundo”.
2014. Will Self. “¿Cómo creen que me siento después de haber dedicado toda mi vida adulta a una forma de arte sólo para verla ahora desangrarse mortalmente ante mis ojos? (…) La novela literaria como obra de arte y el arte de narrar como pieza central de nuestra cultura se está muriendo delante de nuestros ojos”.
Solo transcribo una parte del texto, se puede leer completo en El País.